Cuando existe un claro culpable, el PP, no vale la neutralidad |
El rey tiene el cometido constitucional –art. 56.1– de arbitrar y moderar las instituciones y, por tanto, en los conflictos que de ellas dimanen. Por tal razón, cuando diserta, no debe ser ambiguo ni equidistante como en su discurso fue –solo así se entiende que PSOE y PP alaben lo dicho–, sino claro y objetivo, señalando al culpable.
¿Por qué pone al mismo nivel al que crispa, bloquea el país y se comporta como un hooligan y al que trata de avanzar?
Si todos sabemos que el PP lleva más de cuatro años incumpliendo la Constitución, no vale repartir por igual. ¿Por qué no expresa lo que quiere decir con nitidez? Si denuncia, ¿por qué no pone nombre y apellidos? La neutralidad nunca es justa: estimula al culpable.
Si queremos acabar con el obstruccionismo parlamentario, habrá que señalar a la populista oposición antisistema para dejarla en evidencia.
Lo dijo Desmond Tutu: «Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor».
¡Basta ya! Al César lo que es del César.
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