El independentismo fue espiado con el software israelí “Pegasus” |
Ya que nuestra Constitución garantiza el derecho fundamental a la intimidad y al secreto de las comunicaciones, si fuese cierto –la fuente es solvente– el espionaje telefónico a políticos ligados al independentismo sin amparo judicial, estaríamos ante una operación ilegal de gran envergadura y extrema gravedad que dinamitaría nuestra calidad democrática, equiparándonos a países en nada ejemplares.
Si la ética pública debe ser impecable y transparente y el antagonista político debe ser tratado con máximo respeto, el Gobierno, con total diligencia, tiene que despejar, cuantas veces sea necesario, todas las dudas. Si no es así, reforzará al independentismo –esta vez con razón–. Y no vale parapetarse en la ley para eludir responder sobre la legalidad de las escuchas porque, aparentemente, es la legalidad la que se ha vulnerado. Y, si así ha sido, los responsables ante la Justicia. Si no, se plantará la semilla para que otros repitan. ¿Quiénes seremos entonces presa de su red de escucha?
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