De vacunas y corrupciones

 

Los protocolos deben cumplirse

Los protocolos están para respetarlos, si no, ¿para qué se elaboran? Lo grave de saltarse el turno de vacunación que se marca, es que el caradura que se cuela priva de la vacuna a una persona que la necesita, poniendo en peligro de muerte a mayores, enfermos crónicos y trabajadores esenciales, con la consecuente responsabilidad penal.
En general, y al margen de lo que la justicia tenga que decir por poner en riesgo a terceros, estos sinvergüenzas son servidores públicos que eluden la normativa vigente utilizando su posición preponderante para sacar provecho propio. Y a eso se le llama corrupción. Por tanto, si son cargos públicos, tienen que dimitir y si son funcionarios deben ser sancionados disciplinariamente y suspendidos de empleo y sueldo conforme a la ley por esquivar un protocolo oficial que deberían haber cumplido y hacer cumplir.
Es responsabilidad de las comunidades autónomas velar por la ejecución correcta del plan de vacunación; y también lo es sancionar a los infractores.