domingo, 15 de noviembre de 2020

La lengua vehicular como impostura

El dinero que dejará de fluir a manos privadas es lo único que preocupa al Trio de Colón
El dinero que dejará de fluir a manos privadas es lo único que preocupa al Trio de Colón
El uso del castellano como lengua vehicular en el agrio frente abierto por la derecha contra la Ley de Educación de la ministra Celaá, es una excusa fingida. Fue en 2013 cuando el PP, con la LOMCE de José Ignacio Wert, introdujo esta figura en la educación. No era necesaria. Desde 1978 el castellano está garantizado en los centros educativos porque así lo establece la Constitución. Y así seguirá siendo. La avinagrada polvareda levantada por el Trio de Colón no es más que una bandera para encubrir el enorme malestar de lo que realmente les irrita: el cambio de rol que asumirán los centros concertados en beneficio de los públicos tras muchísimos años de hacer caja, con medidas como la prohibición de que les regalen terreno público –a saber a cambio de qué–, que la religión deje de computar para el acceso a la Universidad, o acabar con la segregación por sexos y con la extendida mala práctica de las cuotas “voluntarias”.
Esta, y no otra, es la verdadera razón de tan montaraz alboroto.

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