Con los negacionistas del PP, C's y Vox, en las grandes ciudades, vamos a caer como chinches |
No todo son enfermedades respiratorias, porque una vez que las partículas contaminantes pasan de los pulmones al torrente sanguíneo, también destrozan otros órganos como corazón, cerebro –ictus y alzhéimer–, hígado, vejiga, intestinos y provoca arteriosclerosis, diabetes, demencia, osteoporosis, insomnio, afecta a la piel, la fertilidad y causa abortos espontáneos.
Lo habitual sí es una muerte sigilosa que no se percibe hasta que se desarrolla el fatigoso mal y los pulmones exigen un esfuerzo ímprobo para recibir su necesaria bocanada de oxígeno. Cualquier quehacer cuesta un mundo y, según aumenta la incapacidad deviene una tristeza existencial que cambia drásticamente el modo de vida.
Los científicos no lo dudan: la contaminación mata lentamente. Pero en el agónico camino hacia la tumba, genera insoportable sufrimiento y engendra enorme angustia a la familia que ve cómo paulatinamente se consume la existencia de un ser querido.
Según la OMS, 9 millones de personas mueren así cada año.
Lo habitual sí es una muerte sigilosa que no se percibe hasta que se desarrolla el fatigoso mal y los pulmones exigen un esfuerzo ímprobo para recibir su necesaria bocanada de oxígeno. Cualquier quehacer cuesta un mundo y, según aumenta la incapacidad deviene una tristeza existencial que cambia drásticamente el modo de vida.
Los científicos no lo dudan: la contaminación mata lentamente. Pero en el agónico camino hacia la tumba, genera insoportable sufrimiento y engendra enorme angustia a la familia que ve cómo paulatinamente se consume la existencia de un ser querido.
Según la OMS, 9 millones de personas mueren así cada año.
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