Como la jueza Murillo, yo también sabía que el Supremo, en un alarde de funambulismo sin precedentes, ejecutaría una pirueta en la cuerda floja para hacer ganar a la banca. Tras una paradiña, que nos mantuvo inquietos, decide ahora dar marcha atrás a una sentencia firme para hacer que el sujeto pasivo –el que genera el hecho económico, que en este caso es el prestamista por ser el único interesado en una escritura pública de la hipoteca–, quede exento de pagar el impuesto. El pleno se ha dejado llevar por consideraciones económicas y no por criterios de equidad y justicia.
Al final, si algo es injusto, lo es desde su inicio, y la Justicia europea acabará dando otro varapalo más al TS y fallará a favor de los clientes; pero, ¿dónde quedan la credibilidad e imparcialidad de un Tribunal que en breve deberá juzgar al “proces”?
Al final, si algo es injusto, lo es desde su inicio, y la Justicia europea acabará dando otro varapalo más al TS y fallará a favor de los clientes; pero, ¿dónde quedan la credibilidad e imparcialidad de un Tribunal que en breve deberá juzgar al “proces”?
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