Pablo Casado ha decidido enfangar el debate político |
Pablo Casado proyecta reconquistar el poder dilapidado con la corrupción siguiendo la senda emprendida por Aznar, y dota su verborrea parlamentaria del tono más bronco. Por eso acusó al Presidente del Gobierno de «ser partícipe de un golpe de Estado» y, arropado con los aplausos de su maleducada bancada que rio su exabrupto, se quedó admirado de conocerse.
La bajeza moral de imputar un delito sin demostrarlo, chirría a cualquier demócrata. Alguien que ansía ser Presidente no debe mancillar con tal vileza la institución que pretende conquistar. Abrazar el discurso de la crispación puede acarrear, como ha ocurrido con Trump en EE.UU, violencia hacia los que son vituperados con tan arbitraria ira.
En el Parlamento se deben debatir los problemas de la ciudadanía. Y las formas, donde jamás puede faltar la educación, son importantes.
La bajeza moral de imputar un delito sin demostrarlo, chirría a cualquier demócrata. Alguien que ansía ser Presidente no debe mancillar con tal vileza la institución que pretende conquistar. Abrazar el discurso de la crispación puede acarrear, como ha ocurrido con Trump en EE.UU, violencia hacia los que son vituperados con tan arbitraria ira.
En el Parlamento se deben debatir los problemas de la ciudadanía. Y las formas, donde jamás puede faltar la educación, son importantes.
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