Sí, perversa, porque perverso es tener que crecer al menos un 2 % anual para que un país no entre en recesión. Y a veces ni eso ya que, en países como China, aún creciendo un 3 % anual, y según los entendidos, implicaría estar en recesión. Este crecimiento es insostenible para el planeta y, por tanto, para los seres vivos que lo habitamos.
Parece que políticos, millonarios y economistas, a pesar de las señales corroboradas por miles de científicos sobre la realidad del cambio climático, siguen su inveterada costumbre de pensar a corto plazo y mirarse el ombligo para maquinar cómo mantenerse en sus sillones y ganar más dinero, olvidándose del mañana y de la tierra que heredarán nuestros nietos. Desde la Revolución Industrial, con el uso y explotación de los combustibles fósiles, ha sido así: por donde hemos ido pasando, hemos ido dejando nuestra sucia huella, invadiendo y contaminando, con absoluto desprecio y total negligencia, los ambientes naturales, reduciendo sus hábitats a zonas cada vez más pequeñas y, a no ser que esta tendencia se invierta, gran parte de la vida animal y vegetal se encontrará en breve al borde de la extinción, si no lo está ya.
Por si no bastara, la población, el motor que tira de la economía consumista para enriquecer a unos pocos, continúa aumentando a un ritmo endiablado y así resulta imposible lograr una economía sostenible. En el año 1000 de nuestra era se estima que habitábamos esta pequeña y delicada roca viajera del espacio 310 millones de personas. En 1900 pasamos a superar el quíntuple de esa cantidad con 1.650 millones de individuos. En 1965 doblamos ampliamente la cifra pasando a 3.335 millones de habitantes. En este año, 2015, la hemos duplicado con creces al pasar a ser más 7.376 millones de seres humanos. Una locura que continuará: según algunas estimaciones de la ONU, la población mundial en 2100 podría superar el doble de la actual y llegar a los 15.800 millones de personas, aunque también existen otras estimaciones a la baja, ¿será cierto después de tanto crecimiento exponencial? Veremos.
Piensen, cada uno de ustedes, en los desperdicios que producen en un sólo día su vida: el agua que utilizan y que ensucian con detergentes y jabones, la energía que consumen, los alimentos que comen, las ropas que visten y el calzado que usan, los libros o revistas que compran, lo que polucionan sus vehículos privados, los recursos que consumen para su ocio, los residuos que desechan sus cuerpos, la basura que generan y, si fuman, el CO2 que expulsan y el aire que, de paso, contaminan. ¡Ah, el tabaco! Esa es otra. Cada año se arrojan al suelo 4,5 billones de colillas con sus correspondientes filtros, hechos de un material no biodegradable que tarda 25 años en descomponerse. Cada una de estas colillas, además de nicotina y alquitrán, contiene sustancias tóxicas que pueden contaminar hasta 50 litros de agua, es decir, un paquete de cigarrillos tiene potencial suficiente para envenenar unos 1.000 litros de agua. Ahora extrapole y medite qué sucedería si cada ser humano, de los 7.376 millones que somos, hiciera lo mismo que usted todos y cada uno de los días de su vida. ¿Cuánto tiempo soportaría el planeta ese grado de depredación masiva?
La realidad es que casi nadie está dispuesto a consumir responsablemente. Decimos que sí, pero no. Somos incapaces de prescindir de nuestros coches, nuestros cigarrillos, nuestras superfluas y pequeñas comodidades… No salen adelante leyes para cambiar las cosas porque nuestros políticos no se atreven a enfrentarse a los lobbies industriales, financieros o económicos ni, mucho menos, a las urnas ante el temor de un castigo por decidirse a invertir esta tendencia suicida y prohibir los combustibles fósiles y cuanto sea menester para satisfacer de manera responsable nuestras necesidades sin comprometer la calidad de vida de las futuras generaciones, respetando siempre el medio ambiente. Sin duda, adoptar estas sensatas medidas tendría un coste económico elevado, aunque, de cara al futuro se abrirían nuevas oportunidades en nuevos negocios para un desarrollo responsable con la consiguiente creación de nuevos puestos de trabajo. De momento, para financiar este paso audaz, y que no lo paguemos los de siempre, habría que conseguir que los ricos y las grandes empresas pagaran impuestos como lo hacemos el resto de los mortales, y no la pequeña carga impositiva testimonial que soportan en la actualidad.
¡Perverso y de locos!
Aglomeración urbana. Panamá de noche |
Por si no bastara, la población, el motor que tira de la economía consumista para enriquecer a unos pocos, continúa aumentando a un ritmo endiablado y así resulta imposible lograr una economía sostenible. En el año 1000 de nuestra era se estima que habitábamos esta pequeña y delicada roca viajera del espacio 310 millones de personas. En 1900 pasamos a superar el quíntuple de esa cantidad con 1.650 millones de individuos. En 1965 doblamos ampliamente la cifra pasando a 3.335 millones de habitantes. En este año, 2015, la hemos duplicado con creces al pasar a ser más 7.376 millones de seres humanos. Una locura que continuará: según algunas estimaciones de la ONU, la población mundial en 2100 podría superar el doble de la actual y llegar a los 15.800 millones de personas, aunque también existen otras estimaciones a la baja, ¿será cierto después de tanto crecimiento exponencial? Veremos.
Piensen, cada uno de ustedes, en los desperdicios que producen en un sólo día su vida: el agua que utilizan y que ensucian con detergentes y jabones, la energía que consumen, los alimentos que comen, las ropas que visten y el calzado que usan, los libros o revistas que compran, lo que polucionan sus vehículos privados, los recursos que consumen para su ocio, los residuos que desechan sus cuerpos, la basura que generan y, si fuman, el CO2 que expulsan y el aire que, de paso, contaminan. ¡Ah, el tabaco! Esa es otra. Cada año se arrojan al suelo 4,5 billones de colillas con sus correspondientes filtros, hechos de un material no biodegradable que tarda 25 años en descomponerse. Cada una de estas colillas, además de nicotina y alquitrán, contiene sustancias tóxicas que pueden contaminar hasta 50 litros de agua, es decir, un paquete de cigarrillos tiene potencial suficiente para envenenar unos 1.000 litros de agua. Ahora extrapole y medite qué sucedería si cada ser humano, de los 7.376 millones que somos, hiciera lo mismo que usted todos y cada uno de los días de su vida. ¿Cuánto tiempo soportaría el planeta ese grado de depredación masiva?
La realidad es que casi nadie está dispuesto a consumir responsablemente. Decimos que sí, pero no. Somos incapaces de prescindir de nuestros coches, nuestros cigarrillos, nuestras superfluas y pequeñas comodidades… No salen adelante leyes para cambiar las cosas porque nuestros políticos no se atreven a enfrentarse a los lobbies industriales, financieros o económicos ni, mucho menos, a las urnas ante el temor de un castigo por decidirse a invertir esta tendencia suicida y prohibir los combustibles fósiles y cuanto sea menester para satisfacer de manera responsable nuestras necesidades sin comprometer la calidad de vida de las futuras generaciones, respetando siempre el medio ambiente. Sin duda, adoptar estas sensatas medidas tendría un coste económico elevado, aunque, de cara al futuro se abrirían nuevas oportunidades en nuevos negocios para un desarrollo responsable con la consiguiente creación de nuevos puestos de trabajo. De momento, para financiar este paso audaz, y que no lo paguemos los de siempre, habría que conseguir que los ricos y las grandes empresas pagaran impuestos como lo hacemos el resto de los mortales, y no la pequeña carga impositiva testimonial que soportan en la actualidad.
De todos modos siempre podremos continuar con los ojos cerrados haciendo de La Tierra un planeta muy enfermo con el único objetivo de sostener esta alocada economía que sólo aporta el enriquecimiento de unos pocos y el
mantenimiento en el poder de unos políticos, en su mayoría, ineptos y cobardes.
¿Cuál será nuestro legado a nuestros descendientes? ¿Qué dirán de nosotros el día de mañana, si es que llega a existir un mañana para la raza humana?¡Perverso y de locos!