Feijóo echa espumarajos por la boca. Su mezquino comportamiento debe ser reprobados sin ambages |
Lleva demasiado tiempo alterado. Por eso no es raro tanto desatino; pero no tiene disculpa. Primero barbaridades, después que el Congreso carece de legitimidad, y ahora que no tenemos Constitución.
Debe sosegarse. Si yo perteneciera a la carcunda cavernaria y cada mañana, tras una noche inquieta, me despertara acongojado pensando si finalmente se habrá roto España, o si las siete plagas de Egipto –que vaticinan desde hace lustros cuando gobierna la izquierda– habrán caído sobre los españoles, y me creyera sus mentiras y las de todos sus acólitos –Ayuso, Tellado…–, me plantearía hacerme con un arsenal para «defender la patria».
¡Basta ya, trumpista Feijóo! No cuestione instituciones y democracia. Es un juego muy peligroso que España no se merece. ¡Pida perdón y márchese ya!