Lo de las monedas virtuales es un delirio colectivo |
Dado que la SEC estadounidense –regulador de mercados– autoriza los fondos que trabajan con bitcóin, paso esencial para normalizar las criptodivisas en los mercados de valores, el capitalismo está de fiesta. No entiendo la enajenación colectiva; detrás de la moneda virtual está el vacío: ni respaldo, ni confianza, salvo la de quienes la compran y la venden.
Me alarma y desconcierta que autoricen un medio digital de intercambio, tan embrollado de rastrear, que asegura el anonimato de su propietario. Por eso los delincuentes, evasores, estafadores, mafiosos, traficantes, empresarios, políticos corruptos… el hampa organizada del mundo la usa para ocultar su botín anónimamente lejos de miradas incómodas.
Es un agravio para los que abonamos impuestos, y una adversidad para los que pretendemos justicia social y redistribución de la riqueza. Hasta que se regule su uso con luz y taquígrafos para saber quiénes son y cuánto tienen para que paguen impuestos, no debería autorizarse, sino prohibirse.