Negar la implacable realidad

 

Los negacionistas franquistas no ven la realidad

Cuando el ser humano afronta uno de sus mayores desafíos para perdurar como especie, sería nefasto que nos gobernasen quienes niegan, banalizan y desdeñan la cruda realidad de la emergencia climática que asola a diario el mundo; y que, en el futuro, sufriremos aún más: merma de turismo, sequías que abrasarán cosechas, lluvias torrenciales, reventones térmicos y húmedos, interminables olas de calor y frío, megaincendios… en suma: clima extremo que acarreará tragedias personales y gran daño económico. Además, tenemos por delante otro gran reto: la infame violencia machista.
Hoy, allá donde gobiernan dándose la mano, la ultraderecha (PP) y la derecha extrema (Vox), ya están imponiendo medidas retrógradas en ambas materias, como son la eliminación de las tibias medidas existentes de movilidad sostenible, retirar ayudas a las víctimas de la violencia de género o vetar obras de teatro y cine.
Es nefasto premiar con nuestros votos a quienes quieren imponer en España una plutocracia negacionista.

Buscando el “tamayazo”

 

El PP, por la gracia de Dios, tiene que gobernar sí o sí

El PP tiene claro que los números no dan. Y está tan ansioso por tocar poder que directamente apela al transfuguismo e insta, a imaginados y anhelados «diputados incómodos» con la gestión de Pedro Sánchez, a que voten a Feijóo.
Desde el “tamayazo” en la Asamblea Regional de Madrid, hace lustros, el PP quedó cautivo del modelo tránsfuga italiano, que suma muchos casos al año.
El PP, que posee un gran historial de podredumbre, fomenta y demuestra con su actitud lo que entiende por política: algo adecuado para poder amañarse pagando —con sus antecedentes, a saber con qué dinero— el precio oportuno. Es la democracia en venta. Alarmante.
Le recuerdo al “ético” PP que en España no existen listas abiertas sino cerradas, y el diputado obtiene su credencial al presentarse por un determinado partido. Si abandona la disciplina de voto de su formación conculca la voluntad del elector, libremente expresada en las urnas.
Esto es predicar en el desierto. Sabemos que le da igual ser cómplice de tal infamia.

«La igualdad de todos los españoles de España»

 

Es imposible ser más retorcido y cínico que la gente del PP

En su titánico esfuerzo mitinero por llenar el vacío hasta su debate de investidura, sostiene Feijóo que «lo que diferencia la democracia de la dictadura es la igualdad de todos los españoles» y no «de una élite política concreta» y acusa a Sánchez de plegarse a los intereses del independentismo, cuando fue el PP el que más traspasó administrativa y económicamente con su “política de Estado” –ahora llamada “cesiones”–.
Su igualdad es la de los paraísos fiscales de las autonomías que gobierna el PP y que dinamitan el Estado de bienestar con bajadas de impuestos a las grandes fortunas pero que recortan derechos a la mayoría. En Madrid se dan becas a familias con ingresos de hasta 180.000 €, pero faltan becas de comedor; se elimina el impuesto de patrimonio, pero es la autonomía que menos invierte por habitante y año en educación y sanidad que, además, va a parar a manos privadas con la fullería de las concertadas.
¿Es esa su igualdad? Eso sí que es plegarse a «los intereses de una élite política concreta»: los de la plutocracia.

El PP y la amnistía

 

Portada del diario ABC del 19 de octubre de 2017

La derecha patriótica –mediática, judicial y política– se rasga las vestiduras al oír la palabra amnistía. Olvidan que el 1 de octubre de 2017, siendo presidente Rajoy, se celebró un referéndum declarado ilegal en Catalunya y que, unos días más tarde, Rajoy se comprometió a aprobar una ley de amnistía si Puigdemont convocaba elecciones. Ningún progresista montó un bochornoso espectáculo. Se recibió con la normalidad de resolver una crisis política con política. Pero unos días después, el 27 de octubre, Puigdemont realizó la declaración unilateral de independencia con las consecuencias que todos conocemos cuando el procrastinador Rajoy decidió, en vez de buscar puntos de encuentro, poner la política en manos de la justicia.
Es indignante que en el PP sigan creyendo que solo ellos gozan de la gracia de Dios –como Franco– para conceder amnistías, hablar con Junts o con ETA, traspasar funciones y servicios a las comunidades, hablar la lengua cooficial que deseen o acercar terroristas a Euskadi.
¿Acaso España se rompe más que cuando gobernaba Rajoy? ¡Venga! ¡Basta ya de crispar y fracturar la sociedad!

Aznar llama a la «rebelión»

 

Aznar, un falangista trasnochado y patético

La ultraderecha, que lleva lustros incendiando las calles con «España se rompe», anda hiperventilando porque ya asume que Feijóo, sin Junts, no gobernará. Y es que lo de Junts era una ecuación imposible porque, si lo camelaban, dejaban de tener el apoyo de la derecha extrema (Vox). Ahora, con la excusa de la amnistía –que en 2017 la propuso Rajoy, siendo presidente del Gobierno, a Puigdemont y nadie se contrarió–, el “joseantoniano” falangista y desleal Aznar –el que calificó a ETA de movimiento de liberación–, en una incendiaria y apocalíptica arenga llama a la «rebelión – palabra gruesa que según el Diccionario de la Real Academia es un “delito contra el orden público, penado por la ley ordinaria y por la militar, consistente en el levantamiento público y en cierta hostilidad contra los poderes del Estado, con el fin de derrocarlos”– para impedir que este proyecto de deconstrucción constitucional, de disolución nacional, se consume». Por cierto, idéntico delito al que, según ellos, cometió el independentismo con el que pretendían pactar.
En román paladino: Aznar, el patriota, apela al golpismo y fractura la sociedad.

Feijóo recula de nuevo

 

A Feijóo todos en el PP le marcan el camino

Ayuso tiene razón: Feijóo es un «bisoño» sin mando. No tiene un plan medianamente coherente para España que le dure unas horas. Hace una semana, entendió que existe una crisis catalana y sentenció: «debemos buscar un encaje del problema territorial de Catalunya». Sus palabras levantaron tantas ampollas dentro del PP que ese mismo día salió a desdecirse y nos quedamos sin saber cuál era su plan. También pretendía dialogar con Junts, por «cortesía parlamentaria» y porque «es un partido cuya tradición y legalidad no están en duda», pero como se le revolvió parte de su partido, se desdijo con la coartada de las exigencias de Puigdemont, algo que hasta los legos en política conocen.
Feijóo tiembla porque ve encima la oscilante espada de Ayuso pendiente de un hilo y deja claro que, aunque aspirante a gobernar algún día España, no resiste la más mínima presión. Carente de un liderazgo sólido y autónomo, se ha plegado a la carcunda de su partido y recoge velas en cuanto sopla algo de viento.

Chile: 50 años de un golpe que retumba

 

Víctor Jara, portada de su álbum “Te recuerdo, Amanda”

Miércoles, 12 de septiembre de 1973. Tras el execrable y cruento golpe de Estado de ayer del genocida Pinochet, Víctor Jara de 40 años es detenido junto a varios colegas y alumnos en la Universidad Técnica del Estado donde es profesor y permanece defendiendo al Gobierno democrático y constitucional del presidente socialista Salvador Allende.
Son trasladados en autobús al Estadio de Chile —hoy Estadio Víctor Jara—, convertido con urgencia en centro de detención y tortura. Al bajar es identificado por un oficial que le señala: «A ese hijo de puta me lo traen para acá»… «¡Así que vos sos Víctor Jara, el cantante marxista, comunista concha de tu madre, cantor de pura mierda!».
Se lo llevan junto a Littré Quiroga, también militante comunista y director del Servicio Nacional de Prisiones. Durante tres interminables días con sus noches, son salvajemente torturados con sádica saña. Cuando hallan sus cuerpos tirados junto a otros tres en las afueras del cementerio, Víctor presenta quemaduras de cigarrillo, la lengua cortada, 56 fracturas óseas y 44 balas en su cuerpo. Littré tiene 47 fracturas y 23 balazos.
Ahora, tarde, muy tarde, la Corte Suprema de Chile condena en firme a siete exmilitares. Uno se suicida cuando van a detenerlo.
Te recuerdo, Víctor, hermano. Fuiste luz en mi juventud.