El capitalismo, con su consumismo exacerbado y superpoblación, está acabando con nuestro hogar |
La insaciable codicia del ser humano ha malogrado nuestro planeta. Instituciones de contrastado rigor científico, como la Organización Meteorológica Mundial, llevan décadas alertando del aumento de gases de efecto invernadero que recalientan la atmósfera; la incontenible subida del nivel del mar; la acidificación de sus aguas que reduce el pH y aniquila a crustáceos, moluscos y corales; la acumulación de calor en los océanos que engendra episodios meteorológicos extremos y la intensificación de extinción de especies por todo el mundo. Aunque en su conjunto estas poderosas señales son indicadores inequívocos del daño que está sufriendo el ecosistema, la inercia que llevamos nos impide detenerlo; pero eso sí, nos quejamos del calor.
La humanidad se lamenta de todo menos de la atroz realidad que engendra su materialismo diario y que ha traído estos funestos desequilibrios al delicado sistema global.
Todos los males que nos aquejan son problemas que hemos generado los seres humanos.