Rajoy, la inquietante sombra de la duda

La corrupción sale por todos los lados

Tal vez Rajoy nunca haya sido chantajeado. Tal vez. Lo alarmante es que, conociendo el presunto entramado mafioso que ahoga al Partido Popular, entra dentro de lo posible.
La oposición, antes de su investidura, ya conocía todos los casos de corrupción que acorralaban al partido que actualmente nos gobierna cuando Rajoy ocupaba cargos muy relevantes. Y Rajoy siempre apoyó a los investigados denunciando persecuciones y causas generales contra su formación. A pesar de todo, una parte de la oposición prefirió entregarle el gobierno de la nación, por acción u omisión, sin recordar lo que Julio César afirmó sobre la honestidad de su mujer: no basta con serlo, también tiene que parecerlo. Y el Partido Popular, ni entonces parecía honesto, ni ahora lo parece. Por ese sinsentido, en estos momentos, los españoles debemos soportar lo intolerable: nuestro presidente en el ojo del huracán bajo la turbadora sospecha de la duda.
El PP debe refundarse o nunca le abandonará el estigma de la corrupción.

El hundimiento de la socialdemocracia

El socialismo. como el PSOE, al borde del abismo

Los partidos socialistas europeos se han escorado tanto a la derecha que sus políticas agradan a los mercados y coinciden con la liberal-conservadora. Con un perfil confuso y programa análogo, sólo se diferencian en su ejecución. Las reformas laborales y fiscales, las privatizaciones, los recortes, las puertas giratorias y la corrupción, han castigado y cabreado en exceso a la clase media. En medio de la crisis y la globalización salvaje, se han despreocupado de enarbolar su bandera, su historia, su dignidad, de luchar contra la desigualdad social, y han deteriorado las estructuras del estado de bienestar disgustando a sus bases; y al hacerlo, han trasvasado la prosperidad colectiva a unos pocos que se lucran. No son la alternativa, son lazarillos de la derecha.
En España, el día 21, el PSOE debate su futuro entre un socialismo de izquierdas o de derechas. Falla lo primordial: el socialismo siempre ha sido de izquierdas. Y, por eso, para rellenar el vacío que dejaron, surgieron otras formaciones.

Rajoy, privilegios decimonónicos

Declarar por videoconferencia es una falta de respeto a la Justicia y a los ciudadanos

En pleno siglo XXI no se comprende que sigan existiendo leyes que discriminan a los ciudadanos. Rajoy, que está citado a declarar como testigo por conocer supuestamente los tejemanejes de la Gürtel, tiene la prebenda de elegir cómo hacerlo: acudiendo a la sala como cualquier otro ciudadano, desde su despacho oficial o por videoconferencia. La última opción, el plasma que tan bien maneja, es la elegida por su círculo. Rajoy, con esta jugada –una falta de respeto a todos–, pretende evidenciar que no va con él para que no le roce. Teniendo en cuenta que sólo debe acudir a decir la verdad, debería presentarse ante el tribunal en persona, como cualquier ciudadano, mostrando confianza en lo que declare. Usando el plasma, aparentará connivencia e inseguridad. Pero, sobre todo, ¿no debería el Presidente dar ejemplo y no usar esta ventaja que sortea el procedimiento legal a que está sometida cualquier persona? ¿En qué lugar queda la igualdad de la justicia?

¿Moderar las formas o cumplir las normas?

En el Parlamento hay que guardar respeto, pero, sobre todo, respetar las normas

A raíz del “se la bufa” de Pablo Iglesias a Rajoy, los que en el Congreso usan un lenguaje tobillero, como Rafael Hernando, se rasgaron las vestiduras desatando una campaña para moderar las formas. Nadie duda que haya que conjugar respeto con libertad de expresión, libertad que en ningún caso debe coartarse en el Parlamento. Y hay que reconocer que si no hubiera sido por la enumeración de sinónimos de Iglesias para desvelar la indiferencia de Rajoy a la contundente reprimenda a su Gobierno por los letrados de la Cámara, ésta hubiera quedado en agua de borrajas y muchos ciudadanos no habrían sabido que el Ejecutivo abusa del derecho a veto presupuestario, un derecho que, según consta en el informe jurídico, “debe usarse como algo excepcional para no impedir la potestad legislativa normal de las Cámaras”. En mi opinión, la crónica periodística debería haber puesto el foco en la reprobación —un Parlamento inservible en la práctica por quebrantar las normas— y no en las formas.

Justicia y corrupción, dos antagonistas

La reforma de la LECrim realizada por el PP es inmoral. Muchos casos se cerrarán por falta de medios

Lo que contemplábamos no presagiaba nada bueno, y ahora saltan las alarmas. Cuando se tolera la corrupción de los nuestros se juega con fuego. Y es que la condescendencia permisiva de quien ostenta el poder, hace que las instituciones enfermen y la infección lo contagie todo, hasta gangrenar la Justicia: algunos presuntos corruptos fueron alertados de estar siendo investigados. Si además se intenta controlar la Judicatura, obtenemos un cóctel miserable.
La separación de poderes, imprescindible en una democracia de calidad, ha ser cristalina para garantizar los derechos individuales y, en España, no lo es. Hay que reformar las leyes para impedir que los nombramientos en la Judicatura los realice el poder político. Cuando se pierde la fe en la justicia, el sistema democrático se descompone derrumbándose cual castillo de naipes. Urge poner fin a la corrosión de nuestros valores democráticos; no quiero asistir impotente a ver a España convertida en un Estado fallido donde campa la corrupción moral.

Presupuestos hipotecados

Presupuestos Hipotecados gracias al PP

¿Cómo es posible que un Gobierno débil, para mantenerse en el poder, pueda hipotecar los Presupuestos futuros durante 15 años?
Ninguna administración, sea estatal, autónoma o municipal, debería poder pactar más allá de su horizonte de mando o, como en el caso actual con inestabilidad palmaria, hasta la disolución de las Cámaras. No es decente que los próximos Ejecutivos deban hacer frente a algo que ellos no pactaron o, que incluso, manifestaron abiertamente su total rechazo. Además, este irritante mercadeo amplía la brecha, la injusticia, entre comunidades.

Francia, entre lo malo y lo peor

La Marianne está triste

Por primera vez en seis décadas, el añejo bipartidismo galo sale malparado. El socialismo, con el neoliberal Macron de ministro de Economía, se consagró a reorientar su gestión hacia los dictados de Bruselas, aplicando políticas económicas antisociales que complacieron a los mercados financieros pero que, con una dura reforma laboral firmemente contestada, trituraron los derechos de aquellos que le votaron. Por eso, en las urnas, el castigo ha sido merecidamente riguroso. Mientras los republicanos, al no gobernar, han limitado los daños aunque tampoco alcanzan la segunda vuelta. Ambos deben reflexionar profundamente.
Los candidatos que pasan son Macron, que reniega del socialismo que lo encumbró y ha manifestado complacerle la reforma laboral española de Rajoy, y Le Pen, que quiere romper con la UE y controlar fronteras.
Este domingo los franceses deberán elegir entre el neoliberalismo o la ultraderecha xenófoba, entre el individualismo o la insolidaridad férrea, entre lo malo y lo peor. Que se preparen nuestros vecinos para la que se les viene encima.