Sí, hablemos de él, el que aseguró al diario estadounidense “The Wall Street Journal” que él era el milagro económico que salvó a España: José María Aznar. Muchos otros, también, han aplaudido esta sobrevalorada “brillante etapa”.
José María Aznar: España va bien |
Bien, comencemos: Aznar, siguiendo la senda iniciada por su predecesor, Felipe González, fue el Presidente de Gobierno que más privatizó. Ingresó por este concepto unos 30.000 millones de euros, que en valor actualizado supondrían más de 40.000 millones. Vendió, a partir de 1997, sectores absolutamente estratégicos de la economía española como eran, son y serán, la electricidad, el gas, el petróleo, el transporte, o las telecomunicaciones que, de la noche a la mañana, dejaron de ser de todos los españoles para pasar a unas pocas manos privadas. Sus consecuencias las sufrimos todos en la actualidad cuando nos llega, por ejemplo, la factura de la luz (¿será que las pobres compañías tienen pérdidas y nos tienen que subir continuamente los precios?). En esta liquidación sin precedentes se deshizo sobre todo de aquellas empresas que obtenían grandes beneficios, dejando sin privatizar las que daban pérdidas. Las privatizadas fueron empresas tan importantes —”joyas de la corona” las llamaban algunos— como Repsol, Telefónica, Endesa, Gas Natural, Argentaria, Seat, Indra, Enatcar, Red Eléctrica, Retevisión, Cepsa, Iberia, Ena, Transmediterránea, Ence, Tabacalera, Casa, Aldeasa, Aceralia, Elcano, Izar, Barreras, Cope, Ebro, Santa Bárbara. Muchas de ellas forman en la actualidad parte del IBEX 35, y cosechan beneficios anuales que rondan los 12.000 millones de euros. Ya, siendo expresidente, Aznar fue contratado como asesor externo por Endesa, empresa que él privatizó, y por ello recibe un sueldo de unos 200.000 euros anuales, que, dependiendo de los objetivos, puede llegar a ser 300.000 euros. ¡Vaya milagro del señor Aznar!
Vendiendo lo que era de todos los españoles, Aznar consiguió reducir el nivel de deuda pública de esta etapa, pero no el déficit estructural, ya que estas ventas producen ingresos a las arcas del Estado sólo el año de la enajenación. Pero con este negocio sí que logró cumplir el requisito europeo de reducir el déficit fiscal por debajo del 3% del PIB.
Además y por si fuera poco, durante los años del gobierno de Aznar (1996-2004), España recibió importantes recursos de los fondos europeos equivalentes al 1% del PIB, lo que llevó al canciller alemán, Gerhard Schröder, a vincular el crecimiento de la economía española a las ayudas recibidas, con el consiguiente cabreo del gobierno español. También hubo factores externos que ayudaron disparar la economía nacional como fue la reducción de los precios de las materias primas a nivel mundial y el auge de China. Además tuvo la suerte de que la producción anual mundial, en términos de Producto Interior Bruto, creció a un ritmo superior al 3% casi todos los años de ambas legislaturas.
Asimismo, en 1998 Aznar aprueba la “Ley de Liberalización del Suelo” que logra que técnica y prácticamente todo el suelo sea urbanizable, salvo aquel que esté expresamente prohibido por una disposición jurídica. Se comienzan a construir y comprar viviendas disparatadamente, no porque sean baratas sino precisamente porque son caras, a la espera de que su precio continuará subiendo mucho más en el futuro. Con ello Aznar logra un espectacular aumento de los ingresos gracias a un sistema fiscal con excelentes herramientas recaudatorias, como son el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, que grava la compraventa de viviendas usadas con un tipo del 7%, y el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados, que las grava con otro 1% adicional, consiguiendo que estos años del gobierno de Aznar se ingrese casi un punto de PIB anualmente. De este modo, esta ley va contribuyendo a inflar la burbuja inmobiliaria desatando a la vez una acelerada actividad recalificadora, con la que los gobiernos locales ven llenarse las arcas municipales y, en muchos casos, algunas cuentas corrientes particulares, consiguiendo que, a la vez que se aumenta la construcción de forma totalmente descompensada, se inflen artificialmente los precios de la vivienda que llegarán a doblarse en 2007. A la vez, el parque inmobiliario va creciendo a ritmo de casi un 5% anual, hasta que al final se consigue un pernicioso exceso de oferta. En este perverso “círculo virtuoso”, los desmesurados y extraordinarios beneficios que las empresas constructoras, las inmobiliarias y la Banca van obteniendo (con sus hipotecas, que no son tales, sino créditos bancarios con aval hipotecario), suponen otro aumento de la recaudación del impuesto de sociedades cifrado en 1,3 puntos del PIB. Por cierto, más tarde, esas “hipotecas” otorgadas a todo el mundo y por encima del valor de la vivienda, llevarán a la quiebra de numerosas Cajas de Ahorros y a tener que solicitar un rescate con dinero público para salvar a muchas entidades bancarias, además de tener que presenciar infinidad de humillantes y dolorosos desahucios.
En resumidas cuentas: con los datos en la mano se desmonta una leyenda muy aplaudida y extendida y constatamos que el importante ajuste fiscal del periodo Aznar no fue ningún milagro. La situación que confluyó para la creación del euro, el auge de la economía mundial, la venta del patrimonio de todos y la burbuja inmobiliaria son, gracias a dios, irrepetibles. Con aquellas mimbres hasta el más tonto hace canastos... aunque luego nos lleve al desastre del estallido de la enorme burbuja con todas sus injustas consecuencias.
Otra dato clave para que conozcamos la catadura moral de la persona de que estamos hablando es que durante su primera legislatura (1996 - 2000), Aznar se vio obligado a gobernar en minoría, apoyado por nacionalistas vascos y catalanes. En este período, José María, “habló catalán en la intimidad” y realizó innumerables transferencias de competencias a la Generalitat de Cataluña en materias de tráfico, de justicia, de educación, en agricultura, cultura, sanidad, empleo, puertos, medio ambiente, mediación de seguros y vivienda. Con ello dio vía libre a un renacer vigoroso del nacionalismo catalán. Al mismo tiempo, en el País Vasco, la banda terrorista ETA era “un movimiento vasco de liberación” y durante las negociaciones de paz, el secretario de Estado para la Seguridad, dijo que “no podrá haber nunca ni vencedores ni vencidos” y que el Gobierno no busca una “rendición total” de ETA. También durante ese periodo acercó presos de ETA a Euskadi porque “el Gobierno, cuando toma decisiones, hace política”. Además señaló estar dispuesto a llegar “al perdón, la generosidad y la comprensión”. En su segunda legislatura (2000 – 2004), logró la mayoría absoluta y se destapó el tarro de las esencias que sacó a relucir lo mejor de Aznar en su estado puro. Incluso nos metió en la Guerra del Golfo (recordar la foto de las Azores y el "créanme si les digo que Irak tiene armas de destrucción masiva") para "sacarnos del rincón de la Historia", con la consiguiente crisis mundial del petróleo, al pasar el barril de 20 dólares a 144, contribuyendo, a la vez, a crear un mundo más inseguro. Recordar, también, que en el colofón de sus mandatos se atrevió a mentirnos a todos los españoles sobre la autoría del mayor atentado terrorista acaecido en España.
Al margen de las conclusiones que cada uno pueda extraer, nadie duda que los gobernantes son personas como las demás, y pueden cometer errores como los cometemos todos. Lo que molesta, y mucho, es que traten de cambiar la Historia para vendernos la moto, y con ello nos llaman tontos.
Estos son datos claros, lo demás, habladurías.
Estos son datos claros, lo demás, habladurías.