Y, además, el comodín de Venezuela |
Si quien exige «un nuevo sistema de financiación singular en Cataluña» para lograr «la gestión, recaudación, liquidación e inspección de la totalidad de los impuestos propios, cedidos y transferidos» con el «objetivo de resolver el problema sistemático [sic] (¿tal vez sistémico?) de insuficiencia financiera de la Generalitat para atender a sus competencias», es el PP de Alicia Sánchez-Camacho, candidata a la Generalitat de Cataluña en 2012, se trata de alta política de Estado; pero si lo hace otro partido –¡sólo faltaba!–, es alta traición, desigualdad, cesión, venta de España...
No solo ella, también en 2012, Feijóo en Galicia prometía «no descansar hasta lograr una nueva financiación autonómica», y en 2016 reiteraba que era difícil «explicar que a Cataluña no se le dé un concierto económico cuando lo tienen vascos y navarros».
Lo que hace la derecha –política, judicial, económica y mediática– es retorcido y abyecto. Es su último hálito por mantener vivo el independentismo. Son mezquinos… y lo peor que su gente se lo compra. ¿Su único plan para España es el cainismo crispado y divisor?
Por el contrario, la altura de miras en la búsqueda de un futuro mejor para España que hace la izquierda, con tremendo desgaste en el presente, debería ser digna de elogios.
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