Ayuso hace magia en la supuesta zona confinada de Guzmán el Bueno de Madrid |
Ayuso hace magia en la supuesta zona confinada de Guzmán el Bueno de Madrid |
Hay que llamar las cosas por su nombre |
En demasiadas ocasiones, la policía hace la vista gorda y no usa la mascarilla |
La poca seriedad de Díaz Ayuso está dejando boquiabiertos a propios y extraños |
Vox persigue liderar la oposición |
Si Bárcenas habla, el Partido Popular se derrumba |
El PP solo sabe enmerdar la convivencia en España mientras España trata de salir adelante |
La carrera y prisas por la vacuna irán en detrimento de su eficacia |
No es mal sastre el que reconoce su paño. |
Anteponer economía a salud y la total falta de empatía de Ayuso, mata a los ciudadanos |
«No se trata de confinar al 100% de los ciudadanos para que el 1% contagiado se cure». Es la última perla de la ideologizada e imprevisible Isabel Díaz Ayuso.
¿Conoce la empatía? ¿Es capaz de ponerse en la piel del otro y palpar sus sentimientos? Y no digo que lo haga con alguno de los 67.000 sentenciados en Madrid o 480.000 en España que morirían de seguirse sus directrices, sino con un ser querido de ese amplio grupo de condenados.
De nuevo usa el falso dilema de economía o salud, que siguieron otros negacionistas y que tuvieron el valor de rectificar. Otras ciudades con cifras mucho más bajas, como Londres, Nueva York o París, cierran actividades no esenciales, porque se trata de salvar vidas. Y Cs es responsable de sostener a quien antepone espurios intereses a la salud.
Sin salud, no hay economía. Ambas son indisociables. Ya lo refería un sonado éxito: “salud, dinero y amor”; por ese orden. La siempre necesaria salud, lo primero. El dinero, después. Y el amor… seguro que llegará.
La derecha pretende apropiarse de símbolos e instituciones |
Para copar titulares que descabalguen los de la horrorosa gestión de la pandemia por la beligerante Ayuso, Cs y PP se rasgan las vestiduras por unas oportunas críticas al Rey y se lanzan a la caza de miembros del Gobierno. Se equivocan de bando y presa. Fue Carlos Lesmes, presidente del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, quien situó al jefe del Estado a los pies de los caballos desvelando confidencias.
Las críticas son normales en democracia. Y, desde la lealtad, éstas son siempre útiles. El monarca, como cualquiera, no es intocable. Pero Casado, en un batiburrillo de ideas, clama que así se «destruye a la nación». En la misma diatriba, y erigiéndose una vez más en paladín de la Carta Magna que incumple con el bloqueo de órganos judiciales desde hace 2 años, de nuevo ataca el proyecto de memoria democrática que tanto repelús le produce.
En fin… La nación se destruye cerrando los ojos y acallando problemas; pero sobre todo con la derecha apropiándose de monarquía, Constitución y bandera.
Anonadados con el Partido Popular, los ciudadanos asistimos apesadumbrados el espectáculo Ayuso |