El PP, que es una amalgama de un sinfín de partidos –de la democracia cristiana a la ultraderecha más rancia, reaccionaria, casposa y dictatorial–, osa llamar «Gobierno Frankenstein» a un legítimo acuerdo entre distintas formaciones. La prensa cavernaria, también.
Ignorantes del calado de este clásico de 1818 –tiempo han tenido de leerlo–, lo que desea ser mofa se torna halago: Frankenstein posee un corazón bondadoso que anhela el reconocimiento y ser útil a la sociedad, pero su aspecto físico desata la agresión de los demás, en este caso los que añoran el Gobierno Drácula, un monstruo perverso que chupa la sangre a los más humildes recortando el Estado, saqueando sus arcas y amparando la corrupción, cuya cúpula financiera es juzgada por organización criminal, que pudre las instituciones, embarra la convivencia y para tapar sus escándalos fomenta el independentismo con sus provocaciones.
Al final, si sale este Gobierno será porque al menos tendrá un voto más que el resto. Y a eso se le llama democracia.
Ignorantes del calado de este clásico de 1818 –tiempo han tenido de leerlo–, lo que desea ser mofa se torna halago: Frankenstein posee un corazón bondadoso que anhela el reconocimiento y ser útil a la sociedad, pero su aspecto físico desata la agresión de los demás, en este caso los que añoran el Gobierno Drácula, un monstruo perverso que chupa la sangre a los más humildes recortando el Estado, saqueando sus arcas y amparando la corrupción, cuya cúpula financiera es juzgada por organización criminal, que pudre las instituciones, embarra la convivencia y para tapar sus escándalos fomenta el independentismo con sus provocaciones.
Al final, si sale este Gobierno será porque al menos tendrá un voto más que el resto. Y a eso se le llama democracia.
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