Cada vez hay más que reivindicar |
Cuando en la Transición mis jóvenes amigos y yo acudíamos a aquellos reivindicativos y multitudinarios primeros de mayo, anhelábamos que nuestras demandas sociales llegaran y se quedaran. Y en verdad, muchas se lograron. Pero años y años de gélida llovizna ultraliberal han corroído las anquilosadas estructuras del estado de bienestar herrumbrando, hasta el colapso, aquellas importantes conquistas. Hay que derogar las reformas laborales regresivas –atentatorias contra el principio del derecho tuitivo, que debe amparar y defender al trabajador, como parte débil de las relación con las empresas–, en las que el PSOE abrió la puerta para que el PP entrara a saco, legándonos el empleo basura precario y mal pagado del que han abusado empresas y administraciones públicas. Hay que finiquitar el IPREM, una perversa invención neoliberal que desvincula las ayudas del SMI y aniquila el poder adquisitivo de los parados quedando desprotegidos ante la galopante inflación.
Sí, es un primero de mayo más; pero, paradójicamente, cada vez hay más que reivindicar.
Sí, es un primero de mayo más; pero, paradójicamente, cada vez hay más que reivindicar.