domingo, 22 de julio de 2018

España se viste de púrpura

Es de Justicia acabar con la tortura
Es de Justicia acabar con la tortura
Tristemente cada año, con la llegada de la canícula –cuando los resecos campos se desbordan con las notas del estridente canto de las cigarras– y durante la celebración de las fiestas patronales, una bárbara y ancestral costumbre encubierta de diversión –anacrónica del paisaje del siglo XXI– hace que se inmolen atrozmente millares de animales, en especial novillos y toros, engalanando las abrasadas tierras de España con los ropajes color sangre del suplicio.
En el presente, no es ético ni defendible convertir en espectáculo festivo la tortura de un animal, y si el Gobierno tiene la valentía de prohibir sin ambages el maltrato a todo ser vivo, sin duda contribuirá a consolidar una sociedad mucho más justa. Y como ocurrió con otras leyes avanzadas –matrimonio homosexual, divorcio, ley antitabaco, memoria o carné por puntos–, en poco tiempo no podremos creer que en el pasado cercano se permitía maltratar animales como pasatiempo de unos y negocio de otros.

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