domingo, 3 de diciembre de 2017

Nacionalismo e izquierda

Los nacionalismos siempre han sido patrimonio de la derecha. Que lo siga siendo.
Los nacionalismos siempre han sido patrimonio de la derecha. Que lo siga siendo.
La auténtica izquierda es internacional e integradora, no nacionalista –ergo la CUP y ERC no lo son–; su bandera: la solidaridad y la unión entre pueblos. Por eso a mí no me cautivan ni fronteras, ni patrias, ni himnos. Me defino como ciudadano del universo y mi “patria” está donde están los que amo.
El nacionalismo es un acto de fe colectivo que forja su irracionalidad territorial en líneas sobre un mapa y no en porosas fronteras de enriquecedores intercambios étnicos y culturales. Para no debatir de lo real, explota el victimismo emocional –con agravios reales e inventados– y hace de su ficción una realidad que adultera la historia fabricando una identidad opuesta donde la pureza de lenguaje y cultura derivan en exclusión y odio.
Para refutarlo se necesitan Democracia y Verdad –con mayúsculas–, ningún agravio más. La izquierda, que con su indulgencia ha contribuido a reforzarlo, debería ser la solución; pero jamás dar apoyo a quien antepone territorio y raza a igualdad y derechos. Que continúe siendo patrimonio de la derecha.

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