El capitalismo se hace virtual para beneficio de unos pocos |
El alocado crecimiento exponencial del bitcoin, moneda virtual, ha engendrado una nueva burbuja; aunque lo más sorprendente de su éxito es que detrás de ella no hay nada, ningún respaldo, solo el vacío. Ni siquiera su comercio está regulado. Es una criptodivisa –del griego, oculto–, un medio digital de intercambio de rastreo tan arduo que garantiza el anonimato de su propietario. Y lo peor es que la delincuencia ya exige rescates en esta moneda. También evasores, estafadores, traficantes, políticos, empresarios corruptos y mafiosos… el hampa organizada del mundo la usa para ocultar su botín anónimamente y lejos de miradas incómodas. Es un paraíso fiscal alojado en la nube. Su escalada debe mucho a esto.
Debería prohibirse o, si no, regular su uso con luz y taquígrafos para saber quién y cuánto tiene y, por supuesto, que abonen impuestos.
En un mundo friki no sorprende que cualquier ocurrencia sea un éxito comercial. ¿Cuál será el siguiente pelotazo? ¿Vender cuerno de unicornio virtual?
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