Récord en el Ártico

El ser humano es la peor plaga que ha tenido este planeta

¿Persistiremos en ignorar el cambio climático para seguir generando basura, emisiones de CO2 y récord de metano sin escrúpulos? En el Ártico, en un pueblecito de Siberia, el pasado 20 de junio se llegó a 38º C, temperatura más alta jamás registrada.
Con guantes, mascarillas, EPI y pantallas protectoras, se ha incrementado la basura que sin reciclar va a parar al mar. En total 8 millones de toneladas de plástico al año, 250 kilos por segundo, son las que acaban en los océanos. La crisis de la covid-19, ¿no nos iba a hacer mejores?
El diciembre pasado, en la XXV Conferencia Internacional sobre Cambio Climático celebrada en Madrid, perdimos la oportunidad de enmendar las cosas. Por contra, los convenios y tratados firmados rebosantes de bellas palabras, pero yermos de concreción, financiación y punición real, no mejoran nada y la polución acelera batiendo récords de emisiones y basura tóxica.
Urge acabar con la contaminación devastadora que ya engendra mucha pobreza, muertes y máximo dolor.

El tembleque de Casado

¿Caerá Cayetana? ¿Tiene Casado los días contados? ¿Irá Feijóo a Génova?

Ni endureciendo su discurso ni crispando la política, sino mostrando su auténtico rostro, Casado, de la mano de su mentor Aznar, ha fracasado en el intento de derrocar el Gobierno progresista. Pero no contento con este previsible revés, continuó con la estrategia de tratar de restarle votos a Vox. Y ahora, tras la victoria del moderado Feijóo en Galicia, ocultando las siglas del PP, y la debacle de Iturgaiz, su personal apuesta en el País Vasco en contra de otro moderado como Alonso, le tiemblan las canillas pensando que el gallego, pasito a pasito pero sin pausa, no tardará en preparar su desembarco en Génova.
Un Casado atribulado, que ve moverse la silla bajo sus posaderas, hará todo lo posible para mantener la poltrona. ¿Será Cayetana su chivo expiatorio? ¿Cambiará su destino esta inmolación?

Gini, ese desconocido

La desigualdad en el mundo según el coeficiente Gini

El coeficiente Gini calcula la desigualdad de ingresos de un Estado. Va de cero, si sus habitantes tuvieran idéntica renta, a cien, si solo una persona concentrara toda la riqueza. Pero siendo España el décimo país más rico del mundo, el índice nos sitúa en el puesto 61 con una desalentadora nota de 34,7, lejos de los países de nuestro entorno (la media de la UE es 30,8) y asimilándonos en desigualdad a países como Letonia (34,3), Vietnam (34,8), e incluso Rumanía e India (35,1).
Aún nos queda mucho camino por recorrer en el reparto de la riqueza, baste recordar las conclusiones del reciente informe de la ONU que acusa al neoliberalismo como culpable de acabar con el sistema de protección y dejar un Estado social tocado, mientras señala a los políticos de proteger a las clases más altas y fallar a quienes más lo necesitan. Su recomendación: impuestos a ricos y grandes empresas que redistribuyan la riqueza y más vivienda social.
¡A ello!, para que ni Gini ni la ONU nos saquen los colores.

11 de julio, Día Mundial de la Población

El ser humano está devastando la Tierra

Piense en lo que consume y desecha cada día. En 1950 éramos 2.525 millones de habitantes en el mundo. Hoy somos 7.800 y, en 2100, seremos 11.220.
Para empatizar con las generaciones venideras, debemos reconocer que la superpoblación agota y contamina recursos naturales acelerando el cambio climático; lo que es impedimento para la vida.
Hasta la década de los sesenta del siglo XX, nuestro planeta producía más de lo que consumíamos en un año. En 1970, a 31 de diciembre se produjo la inflexión quedando a la par. Desde ese día no ha parado de adelantarse. Este 2020, y a pesar del frenazo en consumo por la covid-19, Global Footprint Network estima que el día de la sobrecapacidad de la Tierra –día en que la humanidad agota lo que se regenera en un año– ocurrirá el 22 de agosto, apenas 3 semanas más tarde que el pasado año.
El medio ambiente es incapaz de soportarlo todo y el descontrol demográfico imposibilita un desarrollo sostenible y con ello la sutil viabilidad de nuestro frágil planeta. Para no legar devastación y desolación a nuestra infancia, la ONU proclamó este día.

¿Por qué no te explicas?

Juan Carlos I: el silencio culpable

Las informaciones que la prensa desvela estos días sobre supuestas actividades ilícitas del rey emérito Juan Carlos I, unidas a su posible exilio/retiro/fuga en República Dominicana –donde según los expertos no será fácil citarlo ante la justicia–, revisten la suficiente gravedad para exigir explicaciones. Y quiero aclarar que la inviolabilidad constitucional que goza, ampara lo que hizo en el desempeño de las funciones inherentes a su cargo, jamás posibles trapacerías para lucro personal.
Precisamente, la dignidad del destino que ejerció, la jefatura del Estado; el palacio donde vive, y que todos le pagamos; la repercusión mundial del caso, que está en muchas portadas; su responsabilidad como más alto representante del Estado español en las relaciones internacionales, que no debió enturbiar con acciones presuntamente ilegales, le obligan a explicarse ante los españoles.
Al contrario de lo que, rebosante de santa indignación, reclamó a Hugo Chávez, yo le pregunto: ¿por qué te callas?

Los liberales

Los liberales: todo para ellos, las migajas para los demás

Eternamente contrarios a tributar, cuando vienen mal dadas claman ayudas al Estado para que gaste a espuertas. En el momento que es necesario subir impuestos, reprenden la inoportunidad y, cuando se forran, incitan a dejar fluir la economía. ¿De dónde piensan que sale el dinero? Con la precariedad laboral, lo mismo; nunca es el momento de revertirla y, cuando lo es, mejor que no se toque no vaya a ser que se lie.
Las bajadas impositivas a ricos y empresas, y los recortes del neoliberalismo acarrearon desigualdad y dolor. España recauda 7 puntos menos que la media europea. Confiemos que la nueva normalidad, no sea la vieja injusticia de socializar las pérdidas y privatizar los beneficios, sino la de un Estado fuerte y equitativo. Porque proteger lo público para lograr el bien común, solo es posible mediante unos impuestos justos y solidarios que defiendan los derechos de todos frente a quienes piensan que solo ellos tienen derechos.
Y la próxima vez que clamen menos Estado, como ya hace el Partido Popular exigiendo un día bajadas de impuestos y al otro más ayudas y ERTE, debemos decirles que abandonen la demagogia; porque si algo caracteriza al neoliberalismo es hacer a los ricos más ricos y a los pobres más pobres.

Reforzar y blindar la Sanidad

El Partido Popular machacó, y machaca hoy en día, nuestra Sanidad

Cuando invadimos espacios naturales, estresamos a la fauna que los habita propiciando el debilitamiento de sus defensas de modo que las infecciones hacen mella. Y como la humanidad tiene gran movilidad, y la población mundial crece y se concentra en grandes urbes cada vez más próximas a estos hábitats animales, se favorece la zoonosis, enfermedades que saltan de estos a las personas, facilitando la transmisión de afecciones contagiosas.
Considerando que la sanidad no es gasto sino inversión en un servicio esencial del Estado de bienestar, esta conjetura nos fuerza a blindarla, y no tolerar jamás la escasez de personal y medios que dejaron, y dejan, los recortes del PP para vigorizar la concertada a expensas de la pública.
Teniendo en cuenta la importancia coyuntural que vivimos como especie, y sabiendo que al violentar espacios naturales estamos fomentando la próxima pandemia, solo queda apoyar a las asociaciones que luchan por protegerla: ¡La Sanidad Pública, no se vende! ¡Se defiende!