Juan Carlos I: el silencio culpable |
Las informaciones que la prensa desvela estos días sobre supuestas actividades ilícitas del rey emérito Juan Carlos I, unidas a su posible exilio/retiro/fuga en República Dominicana –donde según los expertos no será fácil citarlo ante la justicia–, revisten la suficiente gravedad para exigir explicaciones. Y quiero aclarar que la inviolabilidad constitucional que goza, ampara lo que hizo en el desempeño de las funciones inherentes a su cargo, jamás posibles trapacerías para lucro personal.
Precisamente, la dignidad del destino que ejerció, la jefatura del Estado; el palacio donde vive, y que todos le pagamos; la repercusión mundial del caso, que está en muchas portadas; su responsabilidad como más alto representante del Estado español en las relaciones internacionales, que no debió enturbiar con acciones presuntamente ilegales, le obligan a explicarse ante los españoles.
Al contrario de lo que, rebosante de santa indignación, reclamó a Hugo Chávez, yo le pregunto: ¿por qué te callas?
Precisamente, la dignidad del destino que ejerció, la jefatura del Estado; el palacio donde vive, y que todos le pagamos; la repercusión mundial del caso, que está en muchas portadas; su responsabilidad como más alto representante del Estado español en las relaciones internacionales, que no debió enturbiar con acciones presuntamente ilegales, le obligan a explicarse ante los españoles.
Al contrario de lo que, rebosante de santa indignación, reclamó a Hugo Chávez, yo le pregunto: ¿por qué te callas?