La reforma y no la ruptura hacen que, tando en Chile como es España, aún queden muchos rasgos del pasado dictatorial |
En Chile, la población hastiada del abandono a su suerte por el neoliberalismo salvaje generador de la creciente pobreza y el incremento de una imponente brecha social en la que los ricos son más ricos, inició una serie de protestas que se topó con la violenta brutalidad policial cargando y arremetiendo contra ellos con fuego real y vehículos blindados, que deja un saldo de decenas de muertos, heridos, ciegos y tuertos. Es la misma vergüenza democrática que padecimos desde la Transición hasta hace poco, como resultado, tanto aquí como allí, de no haber podido tener una ruptura con el negro pasado dictatorial sino una pusilánime reforma que conllevó a que los organismos del Estado mantuvieran sus cúpulas policiales, militares, judiciales…
Como diría Monterroso, “cuando despertó la democracia, lo más granado del franquismo y pinochetismo, todavía estaban allí”, o el más maquiavélico Giuseppe di Lampedusa en su novela “El Gatopardo”: «es necesario que todo cambie para que todo siga igual».
Como diría Monterroso, “cuando despertó la democracia, lo más granado del franquismo y pinochetismo, todavía estaban allí”, o el más maquiavélico Giuseppe di Lampedusa en su novela “El Gatopardo”: «es necesario que todo cambie para que todo siga igual».