Sin palabras |
Las empresas gastan considerables sumas de dinero en comprar máquinas que suprimen puestos de trabajo para incrementar beneficios. Si se continúa reduciendo costes eliminando personal, se podrá vender más barato y acabar con la competencia. En este círculo virtuoso, las compañías alcanzarán el monopolio y, al vender más, adquirirán nuevos engendros mecánicos que continúen con la reducción… Así, en un futuro no muy lejano, llegará el día tantas veces añorado: tan sólo el director general acudirá a la fábrica y desde su lujoso despacho, sentado en su confortable sillón ante su elegante mesa de roja caoba, pulsará el dorado botón que pondrá en marcha la trepidante y formidable maquinaría de hacer dinero. ¿He dicho dinero? ¡Cielos!, ¡si entonces estaremos todos en el paro y nadie podrá comprar los productos!
Moraleja: la renta mínima garantizada será una realidad necesaria que deberán costear las máquinas destructoras de empleos cotizando por los trabajadores que envían al averno del paro.
Moraleja: la renta mínima garantizada será una realidad necesaria que deberán costear las máquinas destructoras de empleos cotizando por los trabajadores que envían al averno del paro.