Sin palabras |
Aunque el “procés” lo tapa todo, ahora que la fiscal ratifica el saqueo de Gürtel –y coincidiendo con el aumento de procesados por corrupción–, debemos recordar que los que esquilmaron las arcas y marchitaron el Estado de bienestar nos machacaron a todos; pero siguen ahí. Nuestra sociedad no ha devuelto el amargo fruto tragado. Se habla de corruptos, algo de corruptores y casi nada de las empresas que quebraron tras remitir presupuestos ajustados para competir en concursos públicos mientras ignoraban que habían sido previamente amañados. Así, millares de trabajadores se fueron al infierno del paro arrastrando a la pobreza a miles de familias honradas. Pero este inmenso sobrecoste económico, moral y humano, no ha tenido su correspondiente condena en las urnas, y supone un enorme obstáculo para la regeneración.
Mientras no exista renovación, España seguirá enferma porque la indiferencia ciudadana es uno de los grandes males que descompone a la democracia situándola al borde del abismo.
Mientras no exista renovación, España seguirá enferma porque la indiferencia ciudadana es uno de los grandes males que descompone a la democracia situándola al borde del abismo.