La Marianne está triste |
Por primera vez en seis décadas, el añejo bipartidismo galo sale malparado. El socialismo, con el neoliberal Macron de ministro de Economía, se consagró a reorientar su gestión hacia los dictados de Bruselas, aplicando políticas económicas antisociales que complacieron a los mercados financieros pero que, con una dura reforma laboral firmemente contestada, trituraron los derechos de aquellos que le votaron. Por eso, en las urnas, el castigo ha sido merecidamente riguroso. Mientras los republicanos, al no gobernar, han limitado los daños aunque tampoco alcanzan la segunda vuelta. Ambos deben reflexionar profundamente.
Los candidatos que pasan son Macron, que reniega del socialismo que lo encumbró y ha manifestado complacerle la reforma laboral española de Rajoy, y Le Pen, que quiere romper con la UE y controlar fronteras.
Este domingo los franceses deberán elegir entre el neoliberalismo o la ultraderecha xenófoba, entre el individualismo o la insolidaridad férrea, entre lo malo y lo peor. Que se preparen nuestros vecinos para la que se les viene encima.
Los candidatos que pasan son Macron, que reniega del socialismo que lo encumbró y ha manifestado complacerle la reforma laboral española de Rajoy, y Le Pen, que quiere romper con la UE y controlar fronteras.
Este domingo los franceses deberán elegir entre el neoliberalismo o la ultraderecha xenófoba, entre el individualismo o la insolidaridad férrea, entre lo malo y lo peor. Que se preparen nuestros vecinos para la que se les viene encima.