Si los nuevos partidos no hubieran aparecido, habría que inventarlos |
Como lo cortés no quita lo valiente, hace tiempo que quería escribir unas líneas para reconocer, y por tanto agradecer a “la nueva política”, Podemos y Ciudadanos, que sin haber llegado al poder hayan enmendado, en cierta medida, algunos malos hábitos de los partidos tradicionales.
Desde su vigorosa irrupción en la vida pública, han obligado a las formaciones veteranas a romper, al menos parcialmente, el encapsulamiento en que vivían de espaldas a la realidad de la calle e incluso admitir en su discurso una posible regeneración democrática. Si los noveles no hubiesen emergido, seguiríamos con mayorías agobiantes de uno u otro color, cubriéndose las espaldas y reformando leyes para birlarnos derechos pasito a pasito. Desde la eclosión de los nuevos, se respira un poco más tranquilo porque la comisión de estos abusos se ha complicado con la imposibilidad de mayorías aplastantes.
Porque es bastante lo que les debemos, además de darles las gracias, concluyo en alta voz que si no existieran habría que inventarlos.
Desde su vigorosa irrupción en la vida pública, han obligado a las formaciones veteranas a romper, al menos parcialmente, el encapsulamiento en que vivían de espaldas a la realidad de la calle e incluso admitir en su discurso una posible regeneración democrática. Si los noveles no hubiesen emergido, seguiríamos con mayorías agobiantes de uno u otro color, cubriéndose las espaldas y reformando leyes para birlarnos derechos pasito a pasito. Desde la eclosión de los nuevos, se respira un poco más tranquilo porque la comisión de estos abusos se ha complicado con la imposibilidad de mayorías aplastantes.
Porque es bastante lo que les debemos, además de darles las gracias, concluyo en alta voz que si no existieran habría que inventarlos.