jueves, 7 de abril de 2016

Negociar es realizar concesiones

La negociación según Ciudadanos
Limitar la negociación no presagia nada bueno
Manifestó Albert Rivera, allá por febrero en su primera comparecencia tras la firma del pacto entre su partido, Ciudadanos, y el PSOE, que su satisfacción era máxima porque en el mismo iba incluido el 80 % de las propuestas de su formación. Por eso no entiendo que, ante su reunión a tres bandas con Podemos y el PSOE, varios de sus miembros (Villegas, Girauta) declaren que no están dispuestos a ceder más en su programa porque “ya cedimos lo que teníamos que ceder” y que, tal vez, sólo estarían dispuestos a ciertas concesiones en regeneración y Ley Electoral. Si estaban satisfechos al 80 %, mantener esta postura inflexible en una negociación no es coherente y parece anunciar un fracaso estrepitoso. La actitud, diametralmente opuesta, debería ser la marcada por el escritor Edward de Bono: “La negociación sugiere un compromiso, una posición ubicada en algún lugar entre dos posiciones existentes”.
De lo contrario, y teniendo en cuenta esta grave limitación, darán la razón al presidente John Fitzgerald Kennedy: “No se puede negociar con aquellos que dicen: lo que es mío es mío y lo que es tuyo es negociable”.


¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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Por otro lado y después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás pensamos ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo. Incluso varias ONG como Médicos Sin Fronteras o ACNUR, han suspendido todas sus actividades en el centro de registro de refugiados por entender que se ha convertido en un centro de detención.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

martes, 5 de abril de 2016

Responsabilidades políticas

Rajoy se protege del chaparrón de casos aislados de corrupción
Rajoy se protege del chaparrón de casos aislados de corrupción
En la entrevista que concedió Mariano Rajoy al periodista Jordi Évole sostuvo, dirimiendo responsabilidades en el caso Bárcenas, que “cada uno es responsable de sus propias decisiones” para zanjar así cualquier posible duda de dimisión política. Totalmente de acuerdo, por eso me pregunto ¿quién tuvo la responsabilidad de decidir el nombramiento de Luis Bárcenas como tesorero del PP a pesar de la desconfianza que esto provocaba a algunos dirigentes del partido? La respuesta es obvia y conocida: Mariano Rajoy.

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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Por otro lado y después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás pensamos ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo. Incluso varias ONG como Médicos Sin Fronteras o ACNUR, han suspendido todas sus actividades en el centro de registro de refugiados por entender que se ha convertido en un centro de detención.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.

Por cierto, ayer se iniciaron las primeras expulsiones a Turquía.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

sábado, 2 de abril de 2016

El legado tóxico del PP

El legado tóxico del PP
Una vez descubierta la gran mentira, Montoro echa balones fuera.
Rajoy ha admitido que estuvo demasiado tiempo ausente y alejado de los ciudadanos, pero porque debía entregarse a salvar a España de una situación económica calamitosa. Pues menos mal, porque en todos y cada uno de sus cuatro años como presidente incumplió el objetivo de déficit. Según Montoro, que hizo de la contención su meta, el que nos hayamos excedido del objetivo en 2015 es culpa de las Comunidades Autónomas y de los enfermos de hepatitis C (0,1 % del PIB).
En realidad el incumplimiento del déficit se debió, entre otras cosas, a los míseros salarios, la corrupción y a que los gobiernos salientes de las CCAA, gobernadas entonces mayoritariamente por el PP, ante las elecciones de mayo pasado, implementaron a toda prisa medidas electoralistas para cosechar votos malgastando de tal manera que cuando algunos de los nuevos gobiernos asumieron sus tareas se encontraron con que ya se había dilapidado el 80 % del presupuesto anual.
Al gobierno central le ocurrió lo mismo cuando tomó decisiones populistas de cara al reto electoral de diciembre y procedió a rebajar impuestos y devolver pagas extras previamente confiscadas que, según se ha comprobado, han influido negativamente en la consecución del objetivo marcado. Y todo ello mientras en octubre pasado a sabiendas, Montoro y todo el gobierno, engañaban a la Comisión Europea y a nosotros afirmando que “España cumple de sobra el déficit”. Ahora, el nuevo ejecutivo que logre gobernar recibirá una herencia envenenada, en forma de pesada losa de 24.000 millones de euros en recortes adicionales, que le legará el gobierno saliente. Y todo ello sin hablar del insondable agujero que Rajoy, tan alarmado por la economía, dejará en las arcas de nuestra Seguridad Social.

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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Por otro lado y después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás pensamos ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo. Incluso varias ONG como Médicos Sin Fronteras o ACNUR, han suspendido todas sus actividades en el centro de registro de refugiados por entender que se ha convertido en un centro de detención.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

viernes, 1 de abril de 2016

No me equivoqué al votar

Comicios
La posibilidad de nuevas elecciones debería diluirse
No, no me confundí, y como yo muchísima gente. Con lo cual, si tuviéramos que acudir de nuevo a las urnas, salvo la abstención que se incrementaría considerablemente  por la desilusión y eso siempre favorece a la derecha que es más disciplinada a la hora de votar, el puzle político quedaría más o menos igual y habría que seguir buscando socios de gobierno. Por tanto no tiene sentido forzar nuevos comicios. Para salir de este impasse y ante el más que evidente viraje al centroderecha de Pedro Sánchez en este enrevesado rompecabezas, tal vez Podemos debería abstenerse para que PSOE y Ciudadanos intentaran formar gobierno pasando a continuación a ejercer una oposición vigilante del cumplimiento de las ayudas prometidas a esa mayoría de ciudadanos golpeada por la crisis y fraguar así su posible asalto al cielo.
 
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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Por otro lado, después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás pensamos ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo. Incluso varias ONG como Médicos Sin Fronteras o ACNUR, han suspendido todas sus actividades en el centro de registro de refugiados por entender que se ha convertido en un centro de detención.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

lunes, 28 de marzo de 2016

Cambio de horario

El Meridiano de Greenwich
El Meridiano de Greenwich
Recientemente, y como viene siendo habitual desde 1974, hemos adelantando nuestros relojes para situarnos 2 horas por delante de la solar.
Teniendo en cuenta nuestra longitud en el mapa deberíamos emplear el huso horario de Greenwich y no el de Europa Central, por tanto, sería más lógico igualar nuestra hora con la del Reino Unido, Portugal o las islas Canarias. Además, las supuestas cifras de ahorro energético no son nada concluyentes, existiendo incluso análisis que han llegado a constatar lo contrario. Y, tal vez, sería aún mejor que el reloj se quedase quieto para siempre en una hora de adelanto con el sol, como en invierno, y no cambiase más. Así nuestro ritmo circadiano (el peculiar reloj interno que controla nuestros ritmos de sueño y vigilia) estaría más acorde con el ciclo solar, sin tener que soportar cada 6 meses otra alteración que, aunque para la mayoría estos efectos no suelen durar demasiado, sí hay quienes lo sienten más y tardan hasta seis semanas en adaptarse. Tal vez sea hora de abordar en serio el sentido del huso horario que mantenemos así como los cambios de hora estacionales.


¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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Por otro lado, después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás imaginamos poder llegar a ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

viernes, 25 de marzo de 2016

La tauromaquia como crimen espantoso

Las corridas de toros tienen que acabarse ¡ya!
Las corridas de toros tienen que acabarse ¡ya!
En pocos días comenzará en la Plaza de Toros de Las Ventas (Madrid), la temporada taurina, uno de los espectáculos más crueles y lamentables que existen en el mundo y a los que la autoridad da cobijo: la tortura y sacrificio de un animal para diversión del gentío.
Imaginemos, por un momento, que las corridas de toros no existieran y que alguien solicitara permiso ante el Ministerio de Cultura con el siguiente guión: primero, y antes de salir el toro al ruedo, le hincaremos una divisa mediante un arpón que le producirá dolor, y así le encabritaremos. Una vez en la plaza, llegará el picador que, con una garrocha, le hundirá la puya en el cuello con saña. La función de esta puya es sajar y machacar los músculos para que la herida producida sea mucho más sangrante que la ocasionada con un simple puyazo, además de lesionar los músculos que le sujetan la cabeza, hasta que el toro comience a desangrase a borbotones. Más tarde vendrán los banderilleros armados con unos palos delgados, adornados con papel de colores y con un arpón en su extremo, para clavárselos, hasta seis veces, en el cerviguillo del toro, que no entenderá por qué lo están torturando con tanta rabia, aunque se hace para reanimarlo y excitarlo tras los puyazos del picador. Como colofón, y cuando el toro ya se encuentre derrengado, el torero le dará la estocada que con suerte será certera y le atravesará el corazón, aunque, en demasiadas ocasiones no lo será y los peones del matador harán girar al toro sobre sí mismo para que el estoque vaya destrozando los órganos internos, de tal forma que muera vomitando y ahogado en su propia sangre, y si no habrá que rematarlo con el verduguillo y, a menudo, padecerá otra tortura carnicera de hasta cuatro o cinco cuchilladas para seccionarle la médula espinal y paralizarlo aunque, también a menudo, no se conseguirá y dejaremos al toro simplemente paralizado aunque no muerto. Con semejante programa festivo, ¿alguien es capaz de pensar que se concedería la debida autorización gubernativa? Entonces, ¿por qué esta terquedad en ampararla? La tauromaquia es un vestigio obsoleto de otra época y la sensibilidad de la ciudadanía ha evolucionado: ya no admite ensañamiento, si no respeto hacia el mundo animal.
Es deplorable que, en estos tiempos, el mundo civilizado aún autorice el maltrato intencionado e injustificado a seres vivos con la crueldad que ello conlleva, y todo como distracción de quienes se autoproclaman seres humanos.

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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En otro orden de cosas y después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás imaginamos poder llegar a ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

domingo, 20 de marzo de 2016

La rebeldía del Gobierno en funciones

Se busca al Gobierno en funciones declarado en rebeldía
Se busca al Gobierno en funciones declarado en rebeldía
El Gobierno en funciones sostiene que no tiene por qué acudir al Parlamento a dar explicaciones o que, si acaso las da, será cuando él quiera y decida. Tras las últimas elecciones, la realidad democrática de este país ha cambiado renovándose y se refleja en el Parlamento, al que menosprecia. Cree que aún ostenta la mayoría absoluta y que puede seguir haciendo lo que ha sido costumbre durante sus cuatro años de mandato: el ordeno y mando de una época ya caduca. No se le requiere que acuda a la Cámara para retirarle la confianza, ya que este Parlamento no es el que se la otorgó, y por tanto sería ilegítimo; pero sí para que aclare las decisiones que está tomando. A pesar de que todos los grupos parlamentarios, 2/3 de la Cámara, a excepción del propio Partido Popular, reclaman esta comparecencia, el Gobierno, empecinado y alérgico a todo lo que huela a democracia, se viste una y otra vez de antisistema, se declara en rebeldía y pone en jaque el régimen democrático. Una indignada, y si no lo está lo aparenta, Sáenz de Santamaría dice que se pretende crear un “conflicto institucional contra un Gobierno que ha ganado las elecciones”. Y miente. Miente y lo sabe, porque ganar, según la Real Academia es “obtener lo que se disputa en un juego, batalla, oposición, pleito, etc.”. Y, lo que se disputa en unas elecciones es el Gobierno de España. Está claro, que si no están gobernando es que no lo han conseguido. Luego no han ganado. Y mal que le pese, ganará, y por tanto gobernará el que logre apoyos suficientes, que de eso trata la democracia parlamentaria.
Pues nada, la próxima vez que acudamos a las urnas pensemos si queremos votar a quien no respeta el Parlamento.

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
 
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Después de muchos meses de muertes de inocentes, dejación y dudas, se ha consumado lo que muchos europeos contemporáneos jamás imaginamos poder llegar a ver: la incapacidad de dar respuesta a una grave crisis de refugiados que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de los horrores bélicos, políticos, económicos…
El indecente pacto que ha acordado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados que llegan a Grecia, es una burla colosal que incumple los principios de derecho internacional por quebrantar las garantías de protección, que Europa tiene obligación de cumplir, como son la Convención de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados, porque así lo manifiesta en su artículo 18 la Carta Europea. Todo lo demás es pura patraña. Los europeos decentes nos hallamos sumidos en la consternación, la indignación, el dolor  y el sonrojo.
Con esta firma Europa olvida sus raíces cristianas. ¿Cómo entenderemos, a partir de este indecente acuerdo, el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentarán? ¿Estará prohibido ser hospitalario en Europa? A pesar de esta obscena traición a nuestros principios solidarios, nada frenará el flujo si el horror persiste. Seguirán intentándolo una y otra vez.
Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!