El ministro del Interior daña la convivencia |
El
ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, en un acto celebrado
en Logroño para imponer la Cruz de Plata de la Orden del Mérito de la Guardia
Civil a la Unidad de Acción Rural, pretendiendo meter miedo con argumentos
peregrinos e infantiles, y creyendo que somos niños que necesitamos su tutela
como si estuviésemos en tiempos de Franco, ha atacado al sistema democrático diciendo
que ETA desea “como agua de mayo” un gobierno del PSOE y Podemos apoyado por el
PNV. Además, en sus insensatas declaraciones ha añadido que este gobierno sería
“letal para España” y en las negociaciones que legítimamente están llevando a
cabo estos tres partidos, mantiene que existe “una agenda oculta porque el PNV
no da su apoyo gratis a nadie”.
Señor
Fernández, le recuerdo que usted debería ejercer su cargo como ministro de
todos los españoles, no de su partido y hay, al menos, once millones de
votantes a los que usted está faltando el respeto. No se lo voy a decir yo,
señor Fernández, se lo dirá una gran figura de este país como fue nuestro
presidente de la Transición Adolfo Suárez González: “El ataque irracionalmente
sistemático, la permanente descalificación de las personas y de cualquier tipo
de solución con que se trata de enfocar los problemas del país, no son un arma
legítima porque, precisamente, pueden desorientar a la opinión pública en que
se apoya el propio sistema democrático de convivencia”.
Pues
eso, a ver si recapacita, no se vuelve a repetir, deja convivir en paz y pide
excusas a los españoles por su gran imprudencia.
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En otro orden de cosas, el inclemente,
duro y frío invierno hace tiempo que llegó, señor Jean-Claude Juncker, presidente
de la CE, y sus
palabras de tahúr resultan infladas, pomposas,
grandilocuentes, afectadas, hipócritas, engañosas, falsas, tramposas,
insensibles, vacías, huecas y febles, mientras la ineptitud y dejación de
funciones de su política europea, entre cuyas obligaciones cuenta con el
vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que, en su artículo 18 sobre
el Derecho de Asilo reza: “Se
garantiza el derecho
de asilo dentro
del respeto de
las normas de la
Convención
de Ginebra de
28 de julio de
1951 y del
Protocolo de 31
de enero de
1967 sobre el
Estatuto de los
Refugiados y de conformidad con
el Tratado constitutivo
de la
Comunidad Europea”,
hace que miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos continúen
su innecesario y trágico calvario por las tierras y costas de Europa que muchas
veces concluye trocando su esperanza por la lóbrega tumba. Gobernantes de
Europa: Asuman sus responsabilidades o que todos esos muertos inocentes,
incluidos los pequeños angelitos en sus blancos ataúdes, atormenten sus
acomodadas conciencias.
Insisto en dos certidumbres:
• Nadie abandona sus raíces, su familia,
sus amigos, su país, la tierra que le vio nacer, porque sí.
• Usted, señor Jean-Claude Juncker, usted
que me está leyendo, y yo, haríamos lo mismo que ellos en idénticas circunstancias.
¡Qué monumental deshonra para esta vieja,
acomodada e hipócrita Europa!