Lo de las eléctricas no tiene nombre. Es pura codicia y avaricia |
Gracias a una legislación indecente y a una privatización perversa del sector, las poderosas compañías eléctricas para mantener su injustificado y pingüe beneficio caído del cielo por el estratosférico precio de la luz, movilizaron a Bruselas un ejército de mercenarios –ex abogados del Estado a sueldo– para frustrar el plan ibérico de topar el precio del gas. Mientras sitúan a España y sus gentes al borde del abismo, denunciaron al Gobierno –que cumple con el mandato constitucional de «subordinar al interés general» la riqueza desmedida– de «intervenir los mercados». Y su mezquino objetivo se logró en parte: la UE autorizó topar en una media de 50€ el MWh en lugar de los 30€ pretendidos. Airadas las empresas, intimidan ahora con alzas en el mercado no regulado.
Probada la codicia y deslealtad por enésima vez, hay que establecer un impuesto que retorne a la sociedad los beneficios extra para crear empresas estatales que en el futuro frenen carestías en servicios de primera necesidad.
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