miércoles, 5 de julio de 2017

De reprobados y caraduras

Montoro y Catalá, ministros reprobados
De momento van dos mnistros reprobados, Montoro y Catalá. ¿Habrá más?
En España cuando la mayoría de la Cámara, que representa a la mayoría de españoles, reprueba a un ministro, en el Gobierno salta la sinrazón, y un impertérrito Rajoy, despreciando y corrompiendo el proceder democrático y trivializando las resoluciones de la sede de la soberanía nacional, ni lo obliga dimitir, ni lo cesa. Como la reprobación es una falta de aprobación, ¿con qué autoridad puede un ministro reprobado sentarse a negociar con la misma oposición que lo ha censurado? Con Rajoy, la representación parlamentaria queda a los pies de los caballos.
Ya que el sentido común no se estila –si la mayoría me reprueba, dimito–, debería legislarse para que este mecanismo político, al igual que en la Constitución republicana de 1931, implique un cese inmediato. Así, este tipo de actuaciones parlamentarias cobrarían sentido. Actualmente, como no obliga a nada, todo se soluciona con tener un rostro pétreo para ir tirando con cuantos ministros reprobados sea necesario.

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