Fernández Díaz miente descaradamente. Todos hemos escuchado las conversaciones |
En su comparecencia ante la comisión de investigación, Fernández Díaz, ex ministro del Interior, basó toda su defensa en que la difusión de la conversación que mantuvo con De Alfonso, de la Agencia Antifraude de Cataluña, sólo tenía como objetivo perjudicarle a él y su partido, y que la comisión debería investigar quién la realizó, añadiendo, con la mayor osadía y sin decoro, que ésa es la única conspiración que ha habido. Al reconocer que publicar esa conversación pudo perjudicarle, está confirmando que ese menoscabo, para él y el PP, nace de una total ausencia deontológica en la misma.
Igual que es imprescindible una ética pública impecable, uno debe actuar de tal forma que si llega a conocerse lo que hace o dice en privado, pueda divulgarse sin ningún perjuicio. Y la conversación que conocemos es diáfana evidenciando que Fernández Díaz mantiene un comportamiento moral diferente en privado o en público; y sus indignantes explicaciones no se las cree nadie.
Igual que es imprescindible una ética pública impecable, uno debe actuar de tal forma que si llega a conocerse lo que hace o dice en privado, pueda divulgarse sin ningún perjuicio. Y la conversación que conocemos es diáfana evidenciando que Fernández Díaz mantiene un comportamiento moral diferente en privado o en público; y sus indignantes explicaciones no se las cree nadie.
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