Julian Assange, injustamente perseguido |
Lamentablemente, nueve meses después de que el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU dictaminara que la reclusión del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, refugiado en la embajada de Ecuador en Londres desde junio de 2012, es injustificada y solicitara su indemnización y puesta en libertad, todo sigue igual.
Mientras WikiLeaks continúa revelando numerosas informaciones que deben ser indagadas, Estados Unidos, Gran Bretaña y Suecia continúan rechazando esta petición. Si no reconocen la autoridad que emana de la ONU, deberían ser consecuentes y marcharse. Únicamente recordarles lo que la Corte estadounidense dictó en la sentencia del caso Watergate que derribó al presidente Nixon: “Sólo una prensa libre y sin restricciones puede revelar honestamente los engaños del Gobierno”. Es mucho lo que debemos a Assange: el renacimiento del periodismo de investigación y el cuestionamiento de la información oficial, un resurgir de la libertad de expresión cuando estaba en horas bajas. Y Assange, por ser decente y denunciar, no se merece el calvario que está viviendo.
Mientras WikiLeaks continúa revelando numerosas informaciones que deben ser indagadas, Estados Unidos, Gran Bretaña y Suecia continúan rechazando esta petición. Si no reconocen la autoridad que emana de la ONU, deberían ser consecuentes y marcharse. Únicamente recordarles lo que la Corte estadounidense dictó en la sentencia del caso Watergate que derribó al presidente Nixon: “Sólo una prensa libre y sin restricciones puede revelar honestamente los engaños del Gobierno”. Es mucho lo que debemos a Assange: el renacimiento del periodismo de investigación y el cuestionamiento de la información oficial, un resurgir de la libertad de expresión cuando estaba en horas bajas. Y Assange, por ser decente y denunciar, no se merece el calvario que está viviendo.
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