El PP, una vez más, toma el pelo a la ciudadanía |
El
Partido Popular, partido político que ostenta el dudoso “honor” de ser el
primer y único investigado (eufemismo de imputado), se niega a declarar ante el Juez
en el caso del borrado de los discos duros del ex tesorero de su formación,
Luis Bárcenas, y toma el pelo a los ciudadanos leyendo una nota en la que,
entre otras cosas, manifiesta que el PP “ha actuado en el presente supuesto,
como hace siempre, dentro del más escrupuloso respeto a la legislación vigente”,
vamos, el consabido “siempre colaboramos con la Justicia”.
Lo
que ocurre con los dirigentes Populares es que no se han percatado que tienen
la costumbre, el vicio, de mentir y como dijera el filósofo chino Confucio “Los
vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos”.
¡Ay,
Carmena! ¡La que estás liando!
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En otro orden de cosas, el inclemente,
duro y frío invierno hace mucho tiempo que llegó, señor Jean-Claude Juncker, presidente
de la CE, y sus
palabras de tahúr suenan pomposas, grandilocuentes,
infladas, afectadas, hipócritas, engañosas, falsas, tramposas, insensibles,
vacías, huecas y febles, mientras la ineptitud y dejación de funciones de su
política europea, entre cuyas transcendentales obligaciones cuenta con el
vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que, en su artículo 18 sobre
el Derecho de Asilo reza: “Se
garantiza el derecho
de asilo dentro
del respeto de
las normas de la
Convención
de Ginebra de
28 de julio de
1951 y del
Protocolo de 31
de enero de
1967 sobre el
Estatuto de los
Refugiados y de conformidad con
el Tratado constitutivo
de la
Comunidad Europea”,
y continúa azotando a miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y
ancianos que viven un innecesario y trágico calvario por las tierras y costas
de Europa que muchas veces termina trocando su anhelo de paz por la lóbrega y
fría tumba. Gobernantes de Europa: Asuman sus responsabilidades o que todos
esos muertos inocentes, incluidos los pequeños criaturitas en sus blancos ataúdes,
atormenten sus acomodadas conciencias.
Insisto en dos certidumbres:
• Nadie deja atrás sus raíces, su
familia, sus amigos, su país, la tierra que le vio nacer, porque sí.
• Usted, señor Jean-Claude Juncker, usted
que me está leyendo en este momento, y yo, haríamos lo mismo que ellos en idénticas
circunstancias.
¡Qué monumental deshonra para esta vieja,
acomodada e hipócrita Europa!