Espionaje al independentismo

 

El independentismo fue espiado con el software israelí “Pegasus”

Ya que nuestra Constitución garantiza el derecho fundamental a la intimidad y al secreto de las comunicaciones, si fuese cierto –la fuente es solvente– el espionaje telefónico a políticos ligados al independentismo sin amparo judicial, estaríamos ante una operación ilegal de gran envergadura y extrema gravedad que dinamitaría nuestra calidad democrática, equiparándonos a países en nada ejemplares.
Si la ética pública debe ser impecable y transparente y el antagonista político debe ser tratado con máximo respeto, el Gobierno, con total diligencia, tiene que despejar, cuantas veces sea necesario, todas las dudas. Si no es así, reforzará al independentismo –esta vez con razón–. Y no vale parapetarse en la ley para eludir responder sobre la legalidad de las escuchas porque, aparentemente, es la legalidad la que se ha vulnerado. Y, si así ha sido, los responsables ante la Justicia. Si no, se plantará la semilla para que otros repitan. ¿Quiénes seremos entonces presa de su red de escucha?

Feijóo: un lobo con piel de cordero

 

Feijóo se reviste de un aurea de moderado que no deja ver el lobo que hay debajo

El PP jamás echará una mano. Perded toda esperanza. Por su origen franquista cree que el poder le pertenece por la gracia de Dios y recela cuando lo pierde democráticamente. No es un partido de Estado.
Eso sí, al menos Feijóo, aunque no ayude a levantar a España y obstaculice la acción del Gobierno, lo hará camuflado de cordero. Guante de seda, puño de acero. Algo hemos ganado.
Feijóo, con su aurea de moderado, mantendrá la sede en B de “GénoBa” y promete con demagogia bajar impuestos. Muchos lo aplauden. Ignoran que lo hará al estilo Xunta, que los bajó a rentas altas y bonificó la fiscalidad a patrimonios mayores de 700.000 euros, requisitos que la mayoría de los que lo aclaman, no cumple. Y, como debilitará los ingresos, recortará sanidad y educación al estilo Xunta: en Galicia ha cerrado uno de cada diez colegios públicos y la sanidad está en la UCI. También vendrá con una televisión pública partidista, al estilo Xunta y, en lugar de un cordón, a Vox le pondrá un lazo de fraternidad.

El alcalde madrileño trata de escabullirse

 

Eso de no contestar y atacar, me hace sospechar

Señor Martínez-Almeida:
No ataque al mensajero que le denuncia por no poner en conocimiento de la Justicia el presunto timo de las mascarillas y a sus comisionistas, simplemente explíquenos por qué no lo denunció cuando presintieron que era un fraude, ya que, si la Fiscalía no lo hubiese hecho, no nos hubiésemos enterado de nada.
Sencillamente, y sin arremeter contra todo, ¿hubo negligencia, connivencia o algo más en su inacción?
Su defensa y victimismo, con ataques gratuitos, me hacen recelar.

Abocados a la extinción

 

Nos dirigimos a toda velocidad hacia la extinción

El panel de expertos de la ONU nos alerta de que como durante la última década las emisiones de CO2 han seguido aumentado más que nunca, la humanidad se halla al borde del abismo. Y advierte que, a menos que reduzcamos para 2030 las emisiones de CO2 en un drástico 43 % y las de metano en un tercio, no habrá vuelta atrás. En resumen: hay que actuar hoy, no mañana.
Aunque la coyuntura es trascendental, ¿continuaremos como si nada y cruzaremos la línea de no retorno? Rotundamente sí, y lo digo con gran pesar. No soy pesimista ni optimista, solo realista –la botella ni medio llena ni medio vacía, simplemente por la mitad–, y atender a los intereses económicos de cada país, en un asunto de gravedad que es global, no hará más que arrastrarnos al callejón sin salida del cataclismo climático.

Los insultos de VOX

 

José María Sánchez García, diputado de Vox, se emociona

José María Sánchez García, diputado de Vox, utiliza el Parlamento –sede de la soberanía nacional– para insultar. Y lo hace vibrando de emoción con voz impostada al citar a dos atroces genocidas: «Goebbels y el Führer».
Es insufrible soportar los improperios de la ultraderecha más reaccionaria y fascista. Lo diré una vez más: los que votan a Vox lo hacen a un partido que pisotea valores democráticos y derechos humanos, usa a niños para hacer campaña, añora el franquismo y el centralismo, es xenófobo, machista, antieuropeo, negacionista, ataca el sindicalismo, estigmatiza a razas, ideologías, tendencias sexuales, familiares, amenaza la convivencia en libertad y pluralidad, cosifica a seres humanos para provocar el rechazo de una parte de la sociedad a la otra, quiere ilegalizar partidos, prescindiría de media España por no seguir su modelo, sus líderes desconocen la palabra empatía, persiguen la involución y son una amenaza real para la democracia.
Y mientras Europa los aísla, el PP los avala.

Las eléctricas indignadas

 

Las eléctricas nos roban y se molestan porque interviene el Estado

Las eléctricas Iberdrola y Endesa, que se forran con los estratosféricos precios de la luz mientras sus beneficios baten todos los récords, se quejan de las medidas gubernamentales para abaratar el recibo eléctrico y acusan al Estado de «intervencionista» que «no soluciona la verdadera raíz del problema».
En lo de la «no solución», tienen razón. Vayamos por partes: el Estado actúa para cumplir el artículo 128 de la Constitución que mandata nítidamente que «toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general», y lo faculta para «intervenir empresas». Y sí, la verdadera raíz del problema no es otro que las privatizaciones de empresas estratégicas del Estado de gas, electricidad y petróleo por parte de Aznar que vendió, por dos duros, unos servicios de primera necesidad sin los cuales no se puede vivir dignamente, dejándolos al albur de la codicia capitalista.
El Estado debería poseer alguna eléctrica, gasística y petrolera.

Valorar la experiencia

El astronauta Miguel López-Alegría

Mientras la mayoría de empresas privadas se desprenden de su capital humano mayor de 50 años, una de las corporaciones más punteras del mundo, la norteamericana Axiom Space, apuesta por el exastronauta hispanoestadounidense Miguel López-Alegría de 63 años, que comanda la histórica primera misión 100% privada con destino a la Estación Espacial Internacional para una estancia de 10 días. No han escogido a un astronauta joven, han preferido la experiencia de quien, todavía, tiene mucho que aportar.
¡A ver si aprenden!