Pablo Casado, aprendiz de Maquiavelo |
El Partido Popular lo ha vuelto a hacer. Cuando es oposición bloquea la renovación de los órganos judiciales y comienza un sofisticado chantaje para que los demás paguen las consecuencias de la parálisis situándolos en el centro de la polémica.
Es patético que se ponga el foco no en quien nombra personas indecentes para ocupar puestos de alta carga institucional, sino en quien, para tratar de encarrilar la legalidad confiscada, no tiene más salida que pactar.
El único responsable del gravísimo desprestigio de las instituciones con esos lamentables nombramientos es Pablo Casado, que debía un enorme favor a Enrique Arnaldo por “ayudarle” a aprobar 12 asignaturas de su carrera de Derecho en 4 meses y convalidarle otras 18. Además, al devolverle tamaño favor, obtuvo rédito electoral situando al Gobierno y a sus socios entre la espada y la pared, teniendo que aprobar a un personaje infumable en un acto claramente desmoralizante para el votante de izquierdas. Y, si se hubiesen negado, habría podido argumentar que el PP lo había intentado, pero la intransigencia de la izquierda bloqueaba la renovación.
Visto lo visto, parece que la maquiavélica mente de Casado lo ha logrado: ha manipulado la información y, al final, la izquierda se lleva la culpa.
¡Qué país!
Es patético que se ponga el foco no en quien nombra personas indecentes para ocupar puestos de alta carga institucional, sino en quien, para tratar de encarrilar la legalidad confiscada, no tiene más salida que pactar.
El único responsable del gravísimo desprestigio de las instituciones con esos lamentables nombramientos es Pablo Casado, que debía un enorme favor a Enrique Arnaldo por “ayudarle” a aprobar 12 asignaturas de su carrera de Derecho en 4 meses y convalidarle otras 18. Además, al devolverle tamaño favor, obtuvo rédito electoral situando al Gobierno y a sus socios entre la espada y la pared, teniendo que aprobar a un personaje infumable en un acto claramente desmoralizante para el votante de izquierdas. Y, si se hubiesen negado, habría podido argumentar que el PP lo había intentado, pero la intransigencia de la izquierda bloqueaba la renovación.
Visto lo visto, parece que la maquiavélica mente de Casado lo ha logrado: ha manipulado la información y, al final, la izquierda se lleva la culpa.
¡Qué país!