Lo que está ocurriendo es reponsabilidad de la derecha por flirtear con la idea de ilegitimidad del nuevo Gobierno |
Un grupo de militares de alto rango del Ejército de Tierra y del Aire en la reserva –así lo hacen constar–, ha elevado sendos escritos al Rey, en términos idénticos a los que con soltura emplea Vox. En la misiva censuran la «ruptura de España» y a los «socialcomunistas», «filoetarras» e «independentistas» mientras apelan a su malentendido concepto de «Patria» (sic). Están conspirando para sumar a todas las promociones y a la Armada. Además, tienen un grupo de wasap en el que maquinan para fusilar a todos los que, según su pensamiento, no somos buenos españoles –nos cifran en 26 millones– y para llevar a cabo bombardeos selectivos.
Estos añorantes deberían saber que Franco –«el Irrepetible» según ellos– inició una guerra civil con un golpe de Estado contra un gobierno democrático y, por tanto, fue culpable de la muerte de cientos de miles de personas de ambos bandos. Al finalizar la guerra, y con absoluto desprecio a los Derechos Humanos, cosificó a la mujer y prolongó la represión 36 años más hasta truncar, por medio del crimen y el terror cualquier disidencia: carencia de partidos políticos, desapariciones, depuraciones, represión cultural y lingüística... Su consabida paz se cimentó en el silencio sepulcral de los cementerios. También deberían aprender el significado de la palabra democracia donde todo es legítimo excepto el uso de la violencia para imponerse. Y precisamente en su escrito, en el que hacen referencia a la «Constitución del 78» a la que muy probablemente otorgaron un «no», parecen sugerir el uso de la violencia para parar «la descomposición de España».
Es gravísimo, y por eso, el Rey, las instituciones, incluido el Ejército y los partidos políticos, deberían desmarcarse de estas barbaridades sin ambages porque el daño que estos descerebrados ocasionan a las instituciones militar y monárquica, es demoledor.
Estos añorantes deberían saber que Franco –«el Irrepetible» según ellos– inició una guerra civil con un golpe de Estado contra un gobierno democrático y, por tanto, fue culpable de la muerte de cientos de miles de personas de ambos bandos. Al finalizar la guerra, y con absoluto desprecio a los Derechos Humanos, cosificó a la mujer y prolongó la represión 36 años más hasta truncar, por medio del crimen y el terror cualquier disidencia: carencia de partidos políticos, desapariciones, depuraciones, represión cultural y lingüística... Su consabida paz se cimentó en el silencio sepulcral de los cementerios. También deberían aprender el significado de la palabra democracia donde todo es legítimo excepto el uso de la violencia para imponerse. Y precisamente en su escrito, en el que hacen referencia a la «Constitución del 78» a la que muy probablemente otorgaron un «no», parecen sugerir el uso de la violencia para parar «la descomposición de España».
Es gravísimo, y por eso, el Rey, las instituciones, incluido el Ejército y los partidos políticos, deberían desmarcarse de estas barbaridades sin ambages porque el daño que estos descerebrados ocasionan a las instituciones militar y monárquica, es demoledor.