viernes, 29 de mayo de 2020

¿Mascarillas de un solo uso?

Nuestras mascarillas, de tanto usarse y usarse mal, tienen agujeros de polilla
Nuestras mascarillas, de tanto usarse y usarse mal, tienen agujeros de polilla
A pesar de la obligatoriedad de usar mascarilla por la calle si no es posible mantener la distancia de seguridad –algo habitual en las grandes urbes–, muchos la incumplen. Y los que la llevan, la portan en el codo cual pequeño bolso, sobre la cabeza cual gorrete de payaso, en la garganta cual bufanda, solo en la boca cual mordaza, en la frente cual cuerno de unicornio, en la barbilla cual barba blanca, en la oreja cual gran pendiente, en la nariz cual gran apéndice, sobre el pecho a modo de babero y, los menos, hasta la utilizan adecuadamente cubriéndose boca y nariz.
Pero, incluso dentro de esa enorme variedad de acarreos, hay algo que las conecta: llevan a sus espaldas más horas extras que Papá Noel en navidades. Lógico, ¿por qué quién está sobrado de dinero para andar cambiando de mascarilla cada cuatro u ocho horas?
Y aunque los más hacendosos las pulvericen con aerosoles de alcohol, la inmensa mayoría se las quita, las cuelga y… hasta el día siguiente. ¿Podría, este uso mucho más allá del límite fijado y en partes del cuerpo inadecuadas, hacer que el virus se propague con mayor facilidad?

miércoles, 27 de mayo de 2020

Repensar las residencias de mayores

Los fondos buitres han entrado en las residencias con el consiguiente deterioro de servicios
Los fondos buitres han entrado en las residencias con el consiguiente deterioro de servicios
Hace más de un lustro que un buen amigo sufrió un ictus. Quedó paralizado de medio cuerpo y, al concluir su calvario por hospitales y convertido en un peso muerto, su familia no pudo atenderlo y acabó en una residencia de mayores donde lo visito con asiduidad.
Los asilos siempre fueron trasteros de muebles abandonados. Cada vez que voy salgo dolorido por partida doble: por verlo en ese estado y por ver a sus ancianos compañeros. No es que estén desatendidos, porque los cuidadores hacen todo lo que pueden; pero claramente, lo que pueden es insuficiente. Son pocos y no dan abasto. ¿A qué viene la sorpresa ahora?
Las residencias deben asistir bien a los mayores con un servicio de calidad y dejar de ser un lucrativo negocio. Y, para que nuestros abuelos puedan tener un final digno, si no se pasan al sector público, al menos deberían limitarse sus beneficios, hoy tan desorbitados que los fondos buitres clavan sus garras aferrándose al botín, y denigran los merecidos cuidados para ganar más.

domingo, 24 de mayo de 2020

La cesta de la compra, como siempre

No puede ser que se especule con la cesta de la compra
No puede ser que se especule con la cesta de la compra
Sé que el Gobierno está enfrascado en sacarnos de la crisis sanitario/económica; y, precisamente por eso, no debería descuidar la lucha contra la sinvergonzonería que explota tragedias ajenas. Es lo de siempre; aunque la inflación anual descendió un 0,7 % en abril, nuestros bolsillos, además de no notarlo, habrán detectado justo lo contrario: que la cartera parece tener un agujero negro que engulle todo el dinero. La culpa, también como siempre, la tienen quienes se aprovechan del sufrimiento de la dichosa covid-19. Son, en la mayoría de los casos, los intermediarios de la cadena alimentaria quienes se enriquecen a base de encarecer la cesta de la compra de productos básicos, al tiempo que pagan una miseria a los productores. En concreto frutas y hortalizas suben más de un 10%.
Desde aquí, por responsabilidad administrativa, insto al ministro de Consumo a poner fin a esta otra epidemia de subidas abusivas de precios que, como siempre, perjudicará a los más desfavorecidos.

jueves, 21 de mayo de 2020

Rectificar… ¿de sabios?

Asesores de pesadilla
Asesores de pesadilla
Errar es humano y rectificar de sabios. Cierto. Pero rectificar, una y otra vez, en temas ilusionantes como la derogación integral de una reforma laboral absolutamente injusta, o como el tan esperado anuncio de la salida de los niños a la calle para meterlos en supermercados, no tiene nombre.
De verdad que no se comprenden estos fallos garrafales que no hacen sino armar al enemigo. A los que creemos en ustedes, ¿saben lo que desmoraliza el espectáculo? En estas situaciones, fáciles de evitar con dos minutos en el rincón de pensar, los que damos la cara por este Gobierno progresista nos vemos abrumados. ¿Para qué tantos asesores?
En cualquier caso, como rectificar es de sabios, frente a la caverna mediática y ultraderechista populista, cuyo único argumento es la descalificación y el no es no, les seguiré defendiendo; pero, por favor, no lo compliquen y pónganlo más fácil.

miércoles, 20 de mayo de 2020

La bandera

Aunque no me gusta ninguna bandera, me revienta quienes la patrimonializan en actos de división
Aunque no me gusta ninguna bandera, me revienta quienes la patrimonializan en actos de división
Jamás me he identificado con patria, himno o bandera. Me siento ciudadano del universo; pero si aun así insisten en ubicarme, busquen donde están los que amo y donde el Estado procura sanidad, educación y servicios sociales de calidad a todos. Y, si quieren asignarme una bandera, la de la solidaridad entre pueblos.
Cuando alguien se molesta porque no me reconozco en una tela sujeta a un asta, le digo que no creo en un acto de fe colectivo basado en la distinción del lenguaje, cultura y territorio, cuando no de raza, que suele derivar en exclusión y odio en vez de un enriquecedor intercambio étnico y cultural.
Pero lo que más ayuda a reafirmar mi convicción, es ver cómo en actos partidistas de protesta se envuelven en la enseña patria y utilizan el himno. Logran –y a lo mejor es lo que desean– que los que no simpatizamos con sus reivindicaciones, acabemos mirando la bandera con recelo. Les pediría que, en actos ideológicos, usen emblemas de partido y no patrimonialicen lo que es de todos.

lunes, 18 de mayo de 2020

Distopía libertaria

Al igual que el cojo manteca, en el madrileño barrio de Salamanca maltratan el mobiliario urbano
Al igual que el cojo manteca, en el madrileño barrio de Salamanca maltratan el mobiliario urbano
Estamos en estado de alarma y no por antojo, y los epidemiólogos recomiendan salvaguardar la salud pública con distanciamiento social. Aunque se puede discrepar y manifestar el desacuerdo, resulta paradójico que los manifestantes que estos días exigen «libertad», además de tener todo y vivir en pisos enormes, vean a Franco con buenos ojos. Reclaman, por ser quienes son, poder moverse y reunirse –algo que todos tenemos lógicamente restringido–, dijeron a toro pasado que nos confinaron tarde y echaron pestes por la manifestación del 8M, cuando en España había 16 muertos y ahora con cerca de 28.000 exigen apiñarse. Incongruente.
Por cierto, patético comportamiento de la presidenta de la Comunidad de Madrid alentando a la protesta contra «un mando único dictatorial» que coarta la «libertad de empresa» –la bolsa antes que la vida– mientras alerta de que esta manifestación «parecerá una broma cuando de verdad la gente salga a la calle». Actuando así, parece el “miniyo” de Donald Trump.

viernes, 15 de mayo de 2020

¿Qué nos está pasando?

Demoledor decaimiento del cociente intelectual en Occidente
Demoledor decaimiento del cociente intelectual en Occidente
Existen dos hechos palmarios: primero, la advertencia de que la luz azul que emiten las pantallas de nuestros móviles, tabletas y televisores además de lesionar la retina y envejecer la piel, dañan las células cerebrales; segundo, diversos estudios muestran cómo en las últimas décadas el cociente intelectual occidental decae a pasos agigantados, culpando a factores ambientales, nutricionales, laborales, escasa lectura y muchas horas ante pantallas que merman la capacidad de concentración ya que, el universo digital, hace que no memoricemos los datos. No obstante, hay quien sostiene que como el mundo ha cambiado y se razona de forma diferente, los test de inteligencia deberían renovarse.
Pero, teniendo en cuenta estas informaciones y la descorazonadora realidad que nos aprisiona, me hago las siguientes preguntas: ¿Por qué cada vez existen más terraplanistas, crédulos de bulos, negacionistas del cambio climático, conspiranoicos, antivacunas y demás fauna extraña? ¿Por qué han alcanzado el poder difundiendo mentiras personajes del calado intelectual de Trump, Johnson, Bolsonaro, y tantos otros? ¿Por qué, por todo el mundo, la gente corriente vota a la derecha que gobierna en contra de la justicia social favoreciendo a los ricos? ¿Será cierto que nos atontamos?
Juzguen ustedes mismos.