martes, 10 de marzo de 2020

El batacazo de las bolsas

En las bolsas, unos pierden dinero que otros ganan. Nada más
En las bolsas, unos pierden dinero que otros ganan. Nada más
Lo dijo Rato: «Es el mercado, amigo». Así es, y precisamente por eso, cuando nos relatan las considerables pérdidas por el pánico bursátil al coronavirus, debemos saber que nos cuentan una milonga. El dineral que dicen se ha perdido, sigue ahí sin volatizarse. Solo ha cambiado de manos y, como siempre, de las de los pequeños inversores a las de los grandes, de las de los débiles a las de fondos institucionales. En el mercado bregan poderosos actores con sofisticados instrumentos especulativos y mucha información privilegiada que operan “en corto” –venden activos financieros antes de tenerlos, especulando con su bajada de precio, y, cuando creen que ha caído lo suficiente, compran ganando el diferencial entre venta y compra–. Solo hay que provocar el colapso del mercado en el momento justo generando pavor. Los enormes bolsillos de todos ellos, en realidad pocos, reventarán por el peso del dinero que habrán perdido los pequeños inversores. Fechoría perfecta que genera pingües beneficios.

domingo, 8 de marzo de 2020

Vargas Llosa y el maltrato animal

Absolutamente insensibles las declaraciones de Mario Vargas LLosa respecto al maltrato animal
Absolutamente insensibles las declaraciones de Mario Vargas LLosa respecto al maltrato animal
Se congratula el Premio Nobel de literatura (El País, 1/03/2020) de que el Tribunal Constitucional de Perú rechace prohibir, como pedían los «fanáticos animalistas», los toros y las peleas de gallos porque es tradición y «esencial de su cultura» y, en un discurso que nada tiene que envidiar al de Vox, añade que detrás de todo ello «está el desprecio por la libertad» porque se pretende «domesticar el pensamiento y la libre elección de los ciudadanos». Además, en una pirueta desatinada, compara el lacerante coso taurino con una «sala de conciertos o un ballet».
No podía creer que este pensamiento tan pueril, insensible y faltón brotara de la ilustre mente y brillante pluma de un exponente del “boom latinoamericano” y merecido Premio Cervantes.
Don Mario, creo que lo fanático es tratar de justificar como espectáculo festivo la tortura de un animal para buscar el propio divertimento. Los animales, al igual que usted y yo, son seres vivos que sufren y sienten dolor. Es ridículo argumentar que es tradición, pues en las plazas públicas de muchos países y en su nombre se justifica la mutilación de manos a rateros o el inmisericorde azote y lapidación de mujeres acusadas de adulterio. Asimismo, perplejo me dejó su desatino al utilizar la palabra “libertad” para defender la tauromaquia –vestigio de un cruel pasado– como si al toro o al gallo le concedieran capacidad de elección entre ser torturados y finalmente ejecutados en un enfrentamiento desigual o seguir con su vida.
Salvo que queramos involucionar hacia una sociedad bárbara, no es tolerable convivir con la crueldad, la violencia o la tortura. Debería entender que otro mundo sin salvajismo, ensañamiento y tormento ejercido gratuitamente hacia seres indefensos es posible y deseable, y que, con total seguridad, la diversión se encuentra muy alejada del suplicio.
Ya lo dijo el poeta francés Alfonso de Lamartine: «La brutalidad contra un animal es crueldad hacia la humanidad, lo único que cambia es la víctima».

viernes, 6 de marzo de 2020

8-M, clamor feminista

8-M, aún quda mucho que lograr
8-M, aún quda mucho que lograr
Si exceptuamos algunos episodios aislados acaecidos durante la Revolución Francesa y anteriores, el feminismo emergió como movimiento organizado a mediados del XIX. Al reivindicar la justicia histórica de alcanzar la igualdad real entre hombre y mujer, es un clamor vital e incontenible desde su génesis. Su meta: romper techos de cristal y desterrar el acoso, la violencia y la desigualdad. Por ello, no es moda pasajera sino movimiento trasversal, que ni excluye ni divide. Sorprende que, entrado el siglo XXI, quede tanto por hacer.
¿Imaginan si la mujer no hubiese iniciado este proceso de denuncia, cuál sería su estatus? Por eso, con el despertar de formaciones ultraderechistas, mujeres y progresistas debemos estar más alerta que nunca para combatir aquellas conductas que se apunten al modelo involutivo.
Lo dijo la escritora y filósofa Simone de Beauvoir, «el feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente». Y, por ello, persistirá hasta converger con su destino.

jueves, 5 de marzo de 2020

Esta UE no es la que voté

En los tiempos de radicalización ultraderechista que vivimos, la Unión Europea pisotea los Derechos Humanos
En los tiempos de radicalización ultraderechista que vivimos, la Unión Europea pisotea los Derechos Humanos
Los principios fundacionales de la UE abogan por proteger los derechos fundamentales de sus ciudadanos y promover los derechos humanos por el mundo.
En estos aciagos días hemos visto, sobrecogidos y angustiados, a refugiados de todas las edades –bebés, niños, jóvenes, adultos y ancianos–, siendo cobardemente apaleados en sus maltrechas embarcaciones o gaseados en terrenos embarrados bajo un intenso frío mientras altos funcionarios europeos con la presidenta a la cabeza, acudían a felicitar a Grecia «por ser nuestro escudo» y detener este flujo. El flujo, son seres humanos necesitados de auxilio.
El vendaval de sentimientos y emociones que brotó en mi interior fue indescriptible; pero prevalecía el de traición y rabia al ver patear el más elemental principio de derecho internacional y despedazar cualquier garantía de protección.
Toda medida disuasoria es inútil: no existe fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana. Para el que todo está perdido, no hay más que perder.

martes, 3 de marzo de 2020

Ortega Smith: provocador compulsivo

Ortega Smith, provocador y mentiroso compulsivo
Ortega Smith, provocador y mentiroso compulsivo
Ortega Smith, secretario general de Vox, continúa sosteniendo y no enmendando que las Trece Rosas –jóvenes de entre 18 y 29 años de las JSU fusiladas por la dictadura franquista tras la guerra civil, junto a un grupo de 49 hombres y un niño de 14 años–, «lo que hacían era torturar, violar y asesinar vilmente y cometer crímenes brutales». Se burló diciendo que «menos mal que no se ha pedido que se me condene a trabajos forzosos o a latigamiento (sic) en plaza pública», llamó «totalitarios» a sus familiares y, como colofón, que se «intenta condicionar su libertad de expresión».
Señor Ortega, su libertad de expresión no es compatible con el insulto y, como cargo público, su irresponsabilidad al manipular la realidad histórica, quebranta la fidelidad y exactitud de lo acaecido. La difamación fraudulenta tampoco es libertad de expresión.
Yo –usted era un niño cuando murió el dictador– sufrí de joven la dictadura y por eso conozco muy bien el totalitarismo castrante que prohíbe participar en el poder político y acalla con cárcel, garrote vil o paredón cualquier disidencia que pretenda salirse de la corriente oficial. Por censurar, se censuraba hasta la música, sus portadas y letras. Teníamos que escuchar una canción tan inocente como “American Pie” de Don McLean, cuando pocos hablaban inglés, con estridente pitido al final de la misma. Muchas, ni con tan desagradable estridencia.
Y no se confunda con los trabajos forzados. En democracia, al contrario que en la dictadura, no existen. Lo que puede ordenar el juez, con todas las garantías de defensa de las que carecíamos con Franco, es condenar a servicios para la comunidad con el fin de evitar un posible ingreso en prisión.
Le pido, aunque como alborotador que es no me hará ni caso, que discrepe cuanto quiera, pero con rigor y educación. Sin injuriar ni faltar a la verdad.

domingo, 1 de marzo de 2020

El ecocidio, una bomba de relojería

Con nuestras comodidades desmedidas nos cargaremos la vida en el planeta
Con nuestras comodidades desmedidas nos cargaremos la vida en el planeta
Con inquietud veo calles y carreteras atestadas de contaminantes vehículos que calzan su sucia y ponzoñosa boina mortal sobre las ciudades. Observo terrazas de cafeterías con estufas de gas emitiendo ingentes cantidades de CO2 mientras caldean a fumadores que polucionan el aire con su veneno y la tierra y el agua con sus colillas. Descubro cubos de basura llenos de comida que tiramos. Seguimos comiendo carne a espuertas, cuya alocada producción también daña el clima. Cada día en el cielo diviso más estelas de aviones. Contemplo las tiendas repletas de gente comprando ropa u objetos innecesarios como como si no hubiese un mañana y que al poco terminan en cajones o vertederos. En todo tiempo, coches que no circulan nos intoxican con el motor en marcha para que sus cómodos ocupantes, con calefacción o aire acondicionado, estén a temperatura constante todo el año…
La enésima Cumbre del Clima pasó y el egoísmo hedonista acelera la hecatombe.
¿Quedan escrúpulos? ¿Pensamos en nuestros pequeños?

viernes, 28 de febrero de 2020

Ley de oferta y demanda

Oferta y demanda: capitalismo en estado puro
Oferta y demanda: capitalismo en estado puro
El prepotente capitalismo se vanagloria de que es el mercado quién determina sus propias dinámicas y reglas; y de entre ellas su santo grial es el axioma que supone la ley de la oferta y la demanda, según el cual, si hay demanda, los precios pueden subir hasta que se logre el equilibrio con la oferta.
Vivimos en países capitalistas, ¿no? Entonces, ¿por qué se escandalizan cuando en Italia por una mascarilla que antes se compraba por 10 céntimos, se ha llegado a vender por 40 euros, o se han pagado 23 euros por un gel desinfectante que antes costaba 3 euros? Esto, sin duda, además de una formidable inmoralidad, es el capitalismo en estado puro, asimismo amoral.
¿Imaginan, qué ocurriría aquí en España siendo como somos vástagos de la picaresca del Siglo de Oro? Efectivamente, los listos de siempre se pondrían las botas. Así que, como diría el clásico, «¡Ojo al dato!».