En las bolsas, unos pierden dinero que otros ganan. Nada más |
Lo dijo Rato: «Es el mercado, amigo». Así es, y precisamente por eso, cuando nos relatan las considerables pérdidas por el pánico bursátil al coronavirus, debemos saber que nos cuentan una milonga. El dineral que dicen se ha perdido, sigue ahí sin volatizarse. Solo ha cambiado de manos y, como siempre, de las de los pequeños inversores a las de los grandes, de las de los débiles a las de fondos institucionales. En el mercado bregan poderosos actores con sofisticados instrumentos especulativos y mucha información privilegiada que operan “en corto” –venden activos financieros antes de tenerlos, especulando con su bajada de precio, y, cuando creen que ha caído lo suficiente, compran ganando el diferencial entre venta y compra–. Solo hay que provocar el colapso del mercado en el momento justo generando pavor. Los enormes bolsillos de todos ellos, en realidad pocos, reventarán por el peso del dinero que habrán perdido los pequeños inversores. Fechoría perfecta que genera pingües beneficios.