miércoles, 9 de noviembre de 2016

¿A quién beneficia la inflación?

La inflación, todo un engaño para quitarnos el dinero
La inflación, todo un engaño para robarnos el dinero

A pesar de que esta entelequia se alimenta desde el poder, la inflación nunca es buena porque disminuye la capacidad de consumo y reduce el nivel de vida de los más desfavorecidos. Muchos economistas la llaman “el impuesto de los pobres”. Quienes la defienden afirman que si existe demanda de un producto los precios tienen que subir. ¿Por qué?, ¿para ganar más? Ya lo harán vendiendo más sin necesidad de subir precios, evitando entrar en un círculo vicioso en que, al aumentar los precios, los sindicatos reclaman subidas salariales para no perder poder adquisitivo mientras los empresarios acusan a los sindicatos porque la subida de sueldos les obliga a subir precios. Y este sinsentido, ¿a quién beneficia? A la Banca, porque alarga la devolución de préstamos, y al Gobierno de turno que echa la culpa al empedrado y así, sin subir impuestos, recauda más. Y como el dinero ve esfumarse su valor, lo mejor es gastarlo, originando una fiebre consumista descontrolada e innecesaria que aumentará la producción de bienes. En este enredo, muchas empresas querrán ganar aún más subiendo precios alegremente, contribuyendo a desbocar la inflación y a mermar el poder adquisitivo de los ciudadanos. De este sibilino modo, el dinero pasa de las manos de los ahorradores a los Bancos Centrales y a las arcas del Estado.
Si una compañía retribuye honestamente a sus trabajadores, reinvierte en mejoras y tiene beneficios justos, no necesita subir precios. Si algún empleado concibe una mejora en productividad, parte de esos beneficios podrán ir a costes de personal sin necesidad de alzar los precios. Por eso, para evitar retrocesos en el nivel de vida, cada vez son más los economistas que manifiestan que la inflación perjudica mucho más de lo que beneficia. Para muestra un botón del economista británico John Maynard Keynes: “Mediante un proceso continuo de inflación, los gobiernos pueden confiscar, secreta e inadvertidamente, una parte importante de la riqueza de sus ciudadanos”.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Sobre Ramón Espinar

La foto de Ramón Espinar en el Senado
La foto de Ramón Espinar en el Senado
En este asunto hay algo trascendental que todos están obviando: cuando Ramón Espinar entró en la cooperativa para comprar un piso, solo era un estudiante de 20 o 21 años, sin ser cargo público. En julio de 2010, cuando se dio cuenta de que no podía pagarlo y solicitó autorización para venderlo, tenía 24 años y no era cargo público. Cuando finalmente lo vendió en abril de 2011, contaba 25 años y seguía sin ser cargo público, ni militante de Podemos, ya que este partido no existía. En esas fechas, Ramón Espinar era tan sólo un ciudadano más que actuó conforme a las reglas establecidas.
¿Qué responsabilidad política se le exige? ¿Se llegará a pedir la cabeza de alguien porque siendo un chaval se cogió una borrachera con sus amigos? Toda esta trama  resulta indecente. ¡Ah!, y que ser de izquierdas no significa ser tonto. Ahí está el millonario Warren Buffet denunciando los múltiples excesos de la sociedad capitalista.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Sobre la disciplina de voto

La disciplina de voto es anticonstitucional
La disciplina de voto es anticonstitucional
En su artículo 67.2, la Constitución decreta que “los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo”, es decir, que un diputado no puede ser obligado a votar contra su voluntad. Todos los partidos representados en la Cámara, excepto Podemos, aplican la disciplina de voto con sanciones económicas y administrativas, incluso la expulsión del partido. Con meridiana claridad, la libertad de conciencia que la Constitución otorga, es reiteradamente vulnerada.
Si los partidos no están dispuestos a respetar la Carta Magna, como sí hace Podemos, no se necesita un Congreso con 350 diputados. Con uno por cada partido que esté en el Parlamento, respaldado por el número de sufragios alcanzado, como si se tratara de autorizaciones para una junta de vecinos, sería suficiente y tendríamos una Cámara bien representativa de lo que los ciudadanos votamos en las urnas ahorrando dinero al Estado.
¡Ah!, y ya puestos, ¿de qué hablamos cuándo decimos constitucionalistas? O ¿sólo se apela a la Constitución dependiendo de para qué?

martes, 1 de noviembre de 2016

De verdad, ¿el tiempo os da la razón?

Negros nubarrones sobre Ferraz
Negros nubarrones sobre Ferraz
Durante el debate de investidura, el portavoz del PSOE Antonio Hernando, justificando su apoyo a Rajoy, analizó varios momentos de la historia de su partido en los que el tiempo, según él, les dio la razón. La implacable realidad revela que en 1982 el PSOE alcanzó el Gobierno con 202 diputados, emprendiendo la reconversión industrial y una reforma laboral que le condujo a obtener 184 escaños en 1986. La farsa de la OTAN, la reforma de pensiones, las privatizaciones de empresas públicas, los GAL y las puertas giratorias, hizo que bajara a 175 diputados en 1989. La corrupción y la Ley Corcuera le llevaría a 159 en 1993. Abrió la puerta al empleo temporal y le hizo perder el Gobierno en 1996 con 141 escaños. En el año 2000, solo obtuvo 125. En 2004, por las mentiras del PP, subieron a 164. Zapatero, en su primera legislatura no lo hizo mal y, en 2008, logró 169; entonces reformó el mercado laboral y modificó el artículo 135 de la Constitución, desplomándose en 2011 a 110. Con la irrupción en 2015 de nuevos partidos, Ciudadanos y Podemos, sacó 90 escaños. En 2016, tras pactar con Ciudadanos obtuvo solo 85. Y ahora, tras decapitar a Sánchez, traicionar con el cambio e investir a Rajoy, ¿le seguirá dando el tiempo la razón? Implacable como es, me temo que sí.

sábado, 29 de octubre de 2016

La estrategia de la inacción

Rajoy, el gran estratega de la inacción
Rajoy, el gran estratega de la inacción
Sentarse, fumar puros, leer el diario deportivo y aguardar imperturbable. Así, por increíble que parezca, se alcanza la cúspide del sistema político español. Lo que a cualquier persona le costaría el puesto de trabajo, o le supondría que los problemas crecieran hasta hacerse colosales como montañas, a Rajoy, con la complicidad del PSOE, le conduce a ser investido como el Presidente con menos votos en contra de toda la democracia. De esta plácida manera, sin hacer nada para que lo apoyen o buscar compromisos para resolver cuestiones tan candentes como la independentista, los refugiados, la deuda pública, las pensiones, la precariedad laboral de los bajos salarios, revertir los recortes o la corrupción, se inicia el segundo mandato de un Mariano que parece haber seguido al pie de la letra el dictado de su propia máxima: “A veces la mejor decisión es no tomar ninguna decisión, y esa es también una decisión”.
Ya lo advirtió el escritor uruguayo Eduardo Galeano: “Habitamos un mundo al revés que recompensa lo que debería castigar y castiga lo que debería recompensar”. Tiempos extraños.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Galgos o podencos, ¡qué más da!

De PSOE a PSssssilencio para que gobierne Rajoy
De PSOE a PSssssilencio para que gobierne Rajoy
Olvidando la cuestión principal, la frivolidad se ha adueñado del discurso mediático-político. Lo importante no es si serán 11, o si serán 85, o quién no acatará la disciplina de voto, o si se ausentarán sus señorías al desorientarse en los servicios, o si cantarán la abstención coral a pleno pulmón durante la sesión de investidura, o... Y, aunque comprendo el dolor de los diputados que quieren votar no, el daño, al PSOE y a la ciudadanía, ya se ha ocasionado. Porque lo verdaderamente trascendente en este asunto es que el grupo socialista va a permitir con su inacción que Mariano Rajoy, con sus desafortunadas políticas de derechas e inmerso en graves casos de corrupción, nos siga gobernando durante cuatro grises e interminables años más.
¿Cuántos se abstendrán? ¿Cómo lo harán? ¡Uf! ¡Qué sinvivir!

martes, 25 de octubre de 2016

Assange: una persecución injustificada

Julian Assange, injustamente perseguido
Julian Assange, injustamente perseguido
Lamentablemente, nueve meses después de que el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU dictaminara que la reclusión del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, refugiado en la embajada de Ecuador en Londres desde junio de 2012, es injustificada y solicitara su indemnización y puesta en libertad, todo sigue igual.
Mientras WikiLeaks continúa revelando numerosas informaciones que deben ser indagadas, Estados Unidos, Gran Bretaña y Suecia continúan rechazando esta petición. Si no reconocen la autoridad que emana de la ONU, deberían ser consecuentes y marcharse. Únicamente recordarles lo que la Corte estadounidense dictó en la sentencia del caso Watergate que derribó al presidente Nixon: “Sólo una prensa libre y sin restricciones puede revelar honestamente los engaños del Gobierno”. Es mucho lo que debemos a Assange: el renacimiento del periodismo de investigación y el cuestionamiento de la información oficial, un resurgir de la libertad de expresión cuando estaba en horas bajas.  Y Assange, por ser decente y denunciar, no se merece el calvario que está viviendo.