jueves, 29 de septiembre de 2016

Golpe institucional al PSOE

La sede del PSOE en la madrileña calle de Ferraz
La sede del PSOE en la madrileña calle de Ferraz
Tanto temen los privilegiados a Podemos que, ante la remota posibilidad de que el PSOE acabara alcanzando un Gobierno alternativo de progreso, se han decidido a dar un golpe institucional que derroque a Pedro Sánchez. El pistoletazo de salida lo dio, cómo no, Felipe González, gran conocedor de las puertas giratorias e intercesor a ultranza de una abstención que permita gobernar al PP. El daño está hecho y era inevitable ante la continua deriva de un partido, que se autoproclama socialista y obrero, a la derecha. La solución: el congreso exprés que, como marca categóricamente sus estatutos, quiere Pedro Sánchez para que hable la militancia. Y, a partir de ahí, las cosas claras siguiendo el rumbo establecido por el sufragio democrático, sea cual sea.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Los papeles de Bahamas: una verdad incómoda

Hay que acabar con los paraísos fiscales
Hay que acabar con los paraísos fiscales
Nada nuevo bajo el sol: Los ricos evaden impuestos, las grandes empresas pagan poco, la ingeniería financiera está en auge… ¿A quién le extraña? Vivimos un capitalismo poco solidario, con herramientas evasoras y legislaciones internacionales y nacionales que protegen a los poderosos mientras consiente bancas opacas en países con fiscalidades meramente testimoniales. Sin ir más lejos, mientras Europa considera a Bahamas paraíso fiscal, aquí en España el PP lo quitó de la lista el año pasado. Si no existe voluntad política universal de cambio, nunca acabaremos con la injusticia.
Pero en la era de internet no existen secretos. A veces se filtra a la prensa información confidencial y, tras un arduo trabajo de verificación, los periodistas lo difunden caiga quien caiga.
Permanezcan inquietos, pues, quienes no cumpliendo con sus deberes ciudadanos, además de en Panamá y Bahamas, tengan cuentas y empresas en cualquiera de los otros 35 paraísos fiscales, porque más temprano que tarde su nombre saldrá a la luz y brillará la verdad. Y no lo digo yo, lo vaticinó el médico y pensador español Gregorio Marañón: “La semilla de la verdad puede tardar en florecer, pero al final florece, pase lo que pase”.

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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El pasado 20 de junio se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, contó con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.
¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha alcanzado las más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

domingo, 25 de septiembre de 2016

Presión a Sánchez para permitir el “Gobierno Drácula”


26J. En la sede nacional del PSOE se pedía “un sí por el cambio”.
 Sé que voy a emplear un lenguaje muy duro, pero no lo es menos el que utiliza el Gobierno en funciones. Como si ellos no fueran un conglomerado de un sinfín de partidos de la derecha, osan llamar “Gobierno Frankenstein” a una legítima y posible alternativa. Por si fuera poco, los barones y viejas glorias del PSOE continúan empeñados en hundir su formación. La presión incesante, para que Sánchez deje gobernar al PP, es intolerable. Amenazan con irse del partido si intenta formar un Gobierno de cambio. Los que prefieren que gobierne el partido de la corrupción y los recortes no deberían marcharse si Sánchez pacta, es que hace muchísimo tiempo que deberían ser un vestigio del pasado: tendrían que haber desparecido de la escena política antes de que la S y la O se transformaran en meras reliquias, cuando sus ideales se apagaron y se desentendieron del socialismo y de la defensa de la clase obrera.
Si en esta encarnizada refriega triunfan la vieja guardia y los barones retrógrados, el PSOE, posibilitando que Rajoy gobierne, será un residuo testimonial del espectro político. Así que ya están perdiendo tiempo: ¡puerta! Y, en el comité federal, que no se olviden que el lema electoral del PSOE en junio era “un sí por el cambio”. ¿Cuál? ¿La continuidad de Rajoy? Cualquier cosa mejor que un “Gobierno Drácula”, aquel que sustrae hasta la última gota de sangre a la gente corriente, porque a los poderosos ni los rozan.

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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El pasado 20 de junio se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, contó con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.
¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha alcanzado las más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

viernes, 23 de septiembre de 2016

¿Nos encaminamos a una era pre antibiótica?

El abuso de antibióticos un grave problema para la salud
El abuso de antibióticos un grave problema para la salud
La ONU alerta sobre el avance de la resistencia a los antibióticos y vaticina que en 2050 morirán por esta causa más personas que por el cáncer e insta a regular su venta, educar a profesionales y pacientes e innovar en el desarrollo de nuevos compuestos. Esta gran amenaza para la salud mundial viene tras décadas de elevado consumo, sobre todo en España, que nos sitúa ante un grave aumento de la resistencia bacteriana. Todos somos responsables: los médicos al recetarlos con cierta alegría, la no prescripción de dosis exactas origina un remanente que se consume discrecionalmente y los pacientes que, al mejorar la sintomatología, suspenden el tratamiento prematuramente aumentando la resistencia de las bacterias supervivientes. La conjunción de estos factores ha desencadenado la tormenta perfecta que ha desembocado en la delicada situación actual. Si esta alerta cae en el olvido, como otras anteriores de la OMS que ya nos advertía de la terrible amenaza, regresaremos a una especie de era pre antibiótica donde cualquier simple infección se tornará en una trágica amenaza para la vida.

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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El pasado 20 de junio se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, contó con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.
¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha alcanzado las más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a ac
eptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

jueves, 22 de septiembre de 2016

Pactos y más pactos

Pero no de Gobierno, sino para fijar el precio de productos básicos; y en casi todas las industrias: vinícola, lechera, móvil, hormigón, mudanza, gasolinera, automóvil, eléctrica, pañales…
Claro, ¿para qué van a competir corriendo riesgos cuando pueden pactar precios que garanticen abultados beneficios amparados en una legislación absurda? Jamás irán a la cárcel y, si son descubiertos, las posibles sanciones a que deberán hacer frente, según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, pueden alcanzar hasta el 10% del volumen de negocio del ejercicio anterior, siempre que no se les exima porque soliciten clemencia. Es decir, pactar precios es perjudicial para el bolsillo del consumidor pero operación pingüe y de riesgo aceptable y limitado para la empresa defraudadora.
Señores supervisores de la libre competencia: ¿No deberían modificar la ley para que la conchabanza no salga a cuenta? ¿No se debería devolver todo lo defraudado más una importante sanción disuasoria para que no vuelvan a intentarlo? ¿No son cosas como estas las que van hastiando al ciudadano y, por tanto, minando el sistema que intentan proteger?

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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El pasado 20 de junio se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, contó con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.
¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha alcanzado las más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

martes, 20 de septiembre de 2016

Discos duros de Bárcenas: derecho a saber

La destrucción de los discos duros de Bárcenas: derecho a saber
La destrucción de los discos duros de Bárcenas: ¿colaboración con la Justicia?
Narran las crónicas que, tras la misteriosa retirada de Bárcenas de la acusación por el caso de los ordenadores, ésta se debilita porque abandona el principal interesado. Silencian que el principal interesado/afectado es el Estado español que ha visto mermadas sus arcas por la ingente cantidad de dinero defraudo y el pago de servicios en B, que podrían haber reforzado, en lugar de recortado, el Estado de bienestar. Además, con la destrucción, después de requerirlos Bárcenas y tras el registro de la sede de Génova por la policía reclamando documentación sobre las obras de reforma, de las pruebas que supuestamente se hallaban almacenadas en los discos duros, se nos ha privado del esclarecimiento, hasta sus raíces, de uno de los casos de corrupción más graves ocurridos en España que, por si fuera poco, afecta presuntamente al partido político que nos gobierna. Por ello, la Fiscalía debería dejar de echar una mano al PP solicitando el archivo de la causa y, en su lugar, abrir diligencias con urgencia.
Que nadie se olvide: el dinero hipotéticamente robado es el nuestro y tenemos derecho a saber.

¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
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El pasado 20 de junio se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, contó con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.
¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha alcanzado las más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!

domingo, 18 de septiembre de 2016

Caso Barberá: las equívocas excusas de Rajoy

Rajoy y Rita
Rajoy sólo dice que no tiene autoridad. Es cierto.

Tres días le ha costado maquinar la excusa. En la cumbre europea de Bratislava, Rajoy tuvo que contestar a los periodistas que le preguntaban sobre el caso Barberá, lo que se ha negado a responder en casa. Pero, para dilatar tres días su respuesta, no ha sido muy brillante que digamos: “Rita ya no es del PP y, por tanto, no tengo autoridad para exigirle el escaño”. ¡Hombre!, así dicho nos queda claro; pero, si era por eso, haberle reclamado primero la entrega del escaño y luego haberle hecho abandonar el partido.
Claro que, por coherencia política y por la misma regla de tres, mejor no pedir la dimisión, ya que todos nos acordamos del “Rita, sé fuerte. Hacemos lo que podemos”. ¡Uy, perdón! Que era Luis.

 ¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!

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El pasado 20 de junio se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, contó con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.
¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha alcanzado las más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!