26-J. Papeletas esperando a las urnas en un colegio electoral. |
La terrorífica resaca del Brexit y una Ley Electoral injusta se han combinado para sorprender al mismísimo PP. Sin miedo no se sabe que hubiera pasado, pero con una ley mucho más justa, como puede ser la circunscripción electoral única a la que se le aplique la Ley D’Hont para evitar restos, el resultado hubiera sido el siguiente: PP 119 (-18), PSOE 81 (-4), Unidos Podemos 76 (+5), Ciudadanos 47 (+15), ERC-CATSÍ 9 (0), CDC 7 (-1), EAJ-PNV 4 (-1), PACMA 4 (+4), EH Bildu 2 (0) y CCa 1 (0). Como siempre, PP y PSOE se ven claramente favorecidos y partidos como PACMA o Ciudadanos han sido duramente golpeados por esta injusta Ley. Mientras en España los votos no valgan lo mismo, la inmoralidad estará garantizada.
Una duda: de haber salido a la luz más casos de corrupción del PP, ¿habría logrado la mayoría absoluta?
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!
Una duda: de haber salido a la luz más casos de corrupción del PP, ¿habría logrado la mayoría absoluta?
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
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El pasado día 20 se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, cuenta con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha logrado alcanzar la más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!