jueves, 29 de mayo de 2025

Congreso: plató de los agitadores

 

PP y Vox con los agitadores coartando la libertad
PP y Vox con los agitadores coartando la libertad

La tensión en los pasillos del Congreso no nace de la constante provocación verbal de la derecha, sino de un fenómeno igual de nocivo: la invasión de agitadores. Gente que se infiltra entre las columnas del cuarto poder, y no para informar, sino para intoxicar. No para cuestionar con argumentos, sino para reventar con consignas. Han cambiado el micrófono por el garrote verbal; la libreta por el panfleto digital; el oficio de periodista por el rol de provocador político. ¡Basta ya!
Lo ocurrido con Antonio Maestre –todo mi respeto y solidaridad– es solo la punta del iceberg. No es solo una agresión verbal y una coacción sino una estridente señal de alarma que debería hacer reaccionar a todos los que aún creen en el periodismo como garante de la democracia. Porque cuando un periodista es intimidado, hostigado y empujado por hacer su trabajo, todos estamos en peligro. Y si quienes lo hacen no son ciudadanos anónimos, sino personas acreditadas en el propio Congreso, el escándalo ya no es anecdótico sino institucional.
No hablo de discrepancias editoriales ni de debates ideológicos. Hablo de pura violencia. De odio planificado. De campañas de acoso que no surgen del error, sino como táctica del terror. Esta gente no entra en el Congreso para informar, sino para coaccionar, difamar y dinamitar. No hacen preguntas, lanzan eslóganes disfrazados de interrogantes. No buscan la verdad: buscan el “like” viral. Para ellos el respeto, la ética y el código deontológico del periodismo son basura.
No son periodistas. Son provocadores políticos que utilizan la apariencia de la prensa para camuflar la agresión. Saben que la acreditación les abre puertas para agredir con sus arietes. Su objetivo no es la transparencia, sino la intimidación. No quieren que la ciudadanía esté informada, quieren que esté enfadada. Aterrada. Dividida.
Y mientras tanto, los auténticos periodistas —los que contrastan, los que preguntan con respeto, los que escuchan— ven su espacio reducido, su seguridad tambalearse, su voz opacada por la estridencia.
La connivencia de PP y Vox no queriendo ponerles límites es inaceptable. No es cuestión de ideología, sino de principios democráticos básicos. Si permitimos que el templo del diálogo se convierta en circo de hostilidad, si dejamos que los matones de la desinformación ganen terreno, el periodismo habrá perdido. Y con él, la sociedad.
Porque cuando calla la prensa libre, grita el autoritarismo.
Y últimamente, ese maldito grito es ensordecedor.

lunes, 26 de mayo de 2025

PP: Recortes, negligencia y privatizaciones

 

Lo del PP es para hacérselo mirar
Lo del PP es para hacérselo mirar

Una vez más, y ya son muchas, nos enfrentamos a una situación límite donde las administraciones del Partido Popular, en lugar de asumir responsabilidades, optan por el viejo recurso de echar balones fuera. Lo vimos con la gestión de la crisis de 2008 y su década de políticas neoliberales que acentuaron los efectos sociales de la crisis. Lo vimos con la gestión de las residencias de mayores durante la trágica pandemia. Lo hemos visto con la DANA, con la precariedad creciente en la sanidad y la educación públicas, y ahora lo volvemos a ver con personas que duermen en el suelo del aeropuerto de Barajas por no tener un hogar. ¿Qué tienen en común todos estos fracasos de gestión? La firma del PP.
Es insultante que quienes ostentan el poder autonómico —y, en muchos casos, también el municipal— se presenten como meras víctimas de un Gobierno central al que acusan de inacción. Las competencias en sanidad, educación, servicios sociales y emergencia climática son, por ley, responsabilidad de las comunidades autónomas y ayuntamientos. Y, sin embargo, una y otra vez, el PP utiliza el altavoz mediático para desviar la atención de su absoluta incompetencia desinformando a la sociedad.
En educación, los recortes acumulados han dejado aulas masificadas, centros públicos deteriorados y una brecha digital que margina aún más a los que menos tienen. En sanidad, el desmantelamiento progresivo de la atención primaria y las listas de espera interminables son el resultado directo de una estrategia política que favorece el negocio privado antes que lo público. ¿Y ante las críticas? Victimismo y propaganda.
Lo más grave no es solo la mala gestión. Es la absoluta falta de autocrítica y empatía, y el uso sistemático del engaño como herramienta política. No es casualidad: es su ideología. Una que prioriza los intereses económicos de unos pocos frente a los derechos de la mayoría. Y ahora, estos mismos gestores que han fallado en lo más esencial —cuidar de su gente— pretenden dar el salto al Gobierno de la nación. Sin olvidar que, por si fuera poco, siempre desprecian a las víctimas. Para hacérselo mirar.
La ciudadanía merece gobernantes responsables, no trileros políticos. Basta ya de mentiras. Basta ya de usar la administración como plataforma de marketing ideológico. La realidad no se puede maquillar con ruedas de prensa ni con titulares afines. Hay personas sufriendo, servicios colapsando, derechos en retroceso. Y detrás de todo eso, siempre está el PP.

viernes, 23 de mayo de 2025

Los “muy patriotas”

 

Los "muy patriotas" usan pulseras con banderitas de paraísos fiscales
Los "muy patriotas" usan pulseras con banderitas de paraísos fiscales

Hay una constante inquietante en la trayectoria del Partido Popular: su deslealtad sistemática con España cada vez que no gobierna. España solo importa si ellos mandan. Para el PP, el amor a la patria es selectivo, oportunista y profundamente hipócrita. Mientras se envuelven en banderas y proclaman a los cuatro vientos su supuesta defensa de los intereses nacionales, sus actos desmienten con crudeza esa fachada patriótica. Lo que de verdad defienden —con uñas, dientes y contactos en Bruselas— son los intereses de las grandes empresas, incluso aunque sean extranjeras y su beneficio implique un coste descomunal para los ciudadanos españoles.
El último ejemplo escandaloso lo encontramos en el apoyo del PP a la empresa minera australiana Berkeley, que reclama nada menos que 921 millones de euros al Estado español por no permitirle abrir una mina de uranio en Salamanca. ¿Y quiénes están detrás de esa maniobra de presión contra nuestro país? Nada menos que destacados ex altos cargos del PP, como Jaime García-Legaz y Manuel Lamela, convertidos ahora en lobistas del uranio radiactivo. ¿Dónde queda el interés general? ¿Dónde está el patriotismo?
El PP, que se rasga las vestiduras por cualquier decisión del Gobierno de coalición, se dedica a apoyar una empresa extranjera que pretende sangrar al Estado tras ver frustradas sus ambiciones extractivas gracias a una decisión técnica del Consejo de Seguridad Nuclear. ¿Quién defiende aquí a España?
Pero el escándalo no se queda en lo económico. Es político y moral. El PP ha convertido en costumbre la deslegitimación constante del Gobierno elegido democráticamente. Allá donde va —sea en el Congreso, en Bruselas o en foros internacionales—, no pierde oportunidad de presentar a España como un país hundido, sin ley, al borde del colapso. Porque para el PP, cuando ellos no gobiernan, España se convierte automáticamente en una nación fallida.
No tienen reparos en cuestionar la democracia, los tribunales o las instituciones si eso debilita al Ejecutivo de turno. Y al mismo tiempo, claman por la unidad y el amor a España. Su patriotismo se ejerce a costa del propio país, siempre que eso los acerque un poco más al poder.
El PP no tiene un problema con el Gobierno. Lo tiene con la democracia cuando no les da la razón. Y lo tiene con España cuando no les pertenece. Lo han demostrado una y otra vez, y lo vuelven a hacer ahora, poniendo los intereses de una multinacional minera australiana por encima del interés general de los españoles.
Hablan de España, pero solo les interesa el reparto. Hablan de patriotismo, pero solo practican el partidismo. Si algo ha quedado claro con el caso de la mina de uranio, es que, para el PP, “España” es solo una excusa cuando está en la oposición, y un botín cuando está en el poder.

miércoles, 21 de mayo de 2025

Manifestaciones del odio

 

Ultraderecha (PP) y derecha extrema (Vox): unidos por el odio
Ultraderecha (PP) y derecha extrema (Vox): unidos por el odio

Desde que Pedro Sánchez asumió la presidencia en 2018, la ultraderecha y la derecha extrema iniciaron una ofensiva sistemática contra el Gobierno legítimamente elegido. El Partido Popular y Vox, aliados en lo ideológico y en lo estratégico, han rechazado de plano los resultados democráticos, etiquetando al Ejecutivo como “ilegítimo”, “okupa” y deshumanizando a su presidente con discursos cargados de odio. Este rechazo constante al resultado de las urnas y alianzas no es oposición política: es un vil ataque directo al corazón de la democracia.
En lugar de dialogar o proponer y construir alternativas, ambos partidos hermanados han encontrado en el odio y la antipolítica visceral un cemento eficaz para movilizar a sus bases. Y, bajo esta premisa, han convocado manifestaciones para sembrar crispación ciudadana y desgaste institucional. La connivencia entre una ultraderecha que se dice “moderada” y una derecha extrema que niega consensos básicos, resulta no solo antidemocrática, sino profundamente perjudicial para la paz social.
Cuando se normaliza el discurso del odio, se deslegitima el diálogo y se degrada la convivencia. Y eso es tan sumamente peligroso que, en democracia, jamás puede ser el camino.

domingo, 18 de mayo de 2025

Israel: asesinar con el hambre

 

Netanyahu, un despreciable criminal de guerra
Netanyahu, un despreciable criminal de guerra


Usar el hambre como arma de guerra es una de las más deleznables violaciones de los derechos humanos, un acto de crueldad extrema que destruye no solo vidas, sino también voluntades y futuros. Los criminales de guerra que recurren a esta práctica, como el autócrata y genocida Netanyahu, no solo están cometiendo crímenes contra la humanidad, sino que eliminan generaciones enteras de un plumazo, sumiéndolas en un sufrimiento inimaginable e innecesario.
La situación en Gaza es un claro ejemplo de esta barbarie. Su población, ya de por sí vulnerable, está siendo sometida a una guerra total, donde la muerte llega tanto por las bombas como por la inanición. Miles de niños han sido asesinados, y otros miles están destinados a un futuro de desesperación y hambre crónica. Aquellos que logren sobrevivir, lo harán marcados para siempre por el daño irreversible que el hambre les habrá acarreado al truncar su desarrollo físico y mental. Las cicatrices serán indelebles.
El hambre como arma no solo es una violación flagrante del derecho internacional, es un genocidio. Asesinar a una población por desnutrición, es una estrategia cruel y despreciable que debe ser condenada enérgicamente por toda la comunidad internacional. La Corte Penal Internacional debe actuar con más firmeza ante estos crímenes de guerra, buscando justicia para las víctimas castigando a los culpables.
Tampoco el mundo puede permitir que este tipo de atrocidades queden impunes. El hambre como táctica de guerra no solo es una agresión fríamente calculada contra un pueblo, sino contra la humanidad misma. Cada día que pasa sin una respuesta contundente es un día más en que reina la injusticia y más vidas se pierden, no solo por las balas, sino por la barbarie de quienes creen que tienen derecho a arbitrar la vida de los demás. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante el genocidio silencioso que está teniendo lugar. La historia recordará a los responsables de esta monstruosidad, y la condena, justa pero implacable, será, con suerte, la más mínima de las penas que habrán de recibir.

miércoles, 14 de mayo de 2025

Energías renovables: más que nunca

 

Debemos mimar el planeta con renovables o será nuestra perdición
Debemos mimar el planeta con renovables o será nuestra perdición

España, gracias al impulso que los gobiernos progresistas han dado a las energías limpias, está a la vanguardia de una revolución energética eficiente y barata que no solo es necesaria para combatir la emergencia climática, sino que también ha permitido que nuestra industria sea muy competitiva, a la vez que hemos reducido significativamente la huella de carbono.
En contraste, si las políticas impulsadas por la derecha española hubieran prevalecido, hoy estaríamos en una situación completamente diferente. El “impuesto al sol” del gobierno de Rajoy, y la privatización del sector energético por Aznar, habrían dificultado el acceso a la energía limpia y habrían incrementado de manera significativa los beneficios de las eléctricas y las facturas de los ciudadanos y el resto de empresas.
Por si fuera poco, la reciente propuesta de Feijóo de promover la energía nuclear como parte del mix energético del país, alargando la vida útil de las centrales nucleares y otorgándoles beneficios fiscales, es un claro retroceso. Esta medida, buena para las energéticas y mala para la ciudadanía por su coste, no solo pone en riesgo la seguridad energética y medioambiental, sino que también olvida el potencial de las energías renovables que son mucho más rentables a largo plazo.
El sol y el viento españoles nos brindan una ventaja natural invaluable, y gracias al desarrollo de estas fuentes renovables, durante la reciente crisis energética fruto de la invasión de Ucrania y el encarecimiento global de los combustibles fósiles, España y Portugal, por su “singularidad ibérica” –un modelo energético con ventajas para ambos países, la misma que denostó el PP–, han mantenido las tarifas de electricidad mucho más baratas que en el resto de Europa.
Los datos son claros: las energías renovables no solo son el futuro, sino el presente y la clave para una transición energética eficiente, justa y económica. La energía solar y eólica son, además, cada vez más accesibles y competitivas frente a otras fuentes de energía tradicionales. Y España con su clima privilegiado y su infraestructura en expansión, tiene todas las condiciones para liderar esta transición en Europa y consolidarse líder en el sector de las energías limpias, lo que nos permitirá seguir disfrutando de una energía barata y accesible, mientras protegemos nuestro planeta para las generaciones futuras.
Por ello, las energías renovables son el camino a seguir. No solo son una solución para la emergencia climática, también la base para una economía más competitiva e independiente de energías contaminantes.

domingo, 11 de mayo de 2025

Salvajada atroz

 

Hay que parar la salvajada
Hay que parar la salvajada

Pronto comenzarán en España los espectáculos más crueles que aún se permiten: las corridas de toros, donde se tortura y sacrifica a un animal por mero entretenimiento.
Imaginemos que no existieran y alguien propusiera esto a Cultura: primero clavaremos un arpón al toro para irritarlo, luego el picador le desgarrará el cuello con una lanza, destrozándole músculos y provocando hemorragias. Tras ello, los banderilleros lo acribillarán con palos armados con arpones para “reactivarlo”. Y finalmente, el torero intentará matarlo con una espada al corazón, aunque es muy probable que falle y obligará a rematarlo entre convulsiones y cuchilladas carniceras, quedando el animal paralizado, pero aún consciente. ¿Darían el aprobado como evento cultural o ingresarían al proponente en el frenopático?
La tauromaquia es un anacronismo sangriento. La sociedad cambia y exige respeto hacia los animales. Es inaceptable en el siglo XXI mantener esta brutalidad como forma de entretenimiento. El sufrimiento de un ser vivo jamás debe ser una fiesta.

miércoles, 7 de mayo de 2025

El PP: la mentira como estrategia

El PP abonado al catastrofismo y la mentira
El PP abonado al catastrofismo y la mentira

 El PP, con rostro pétreo, acusa al Gobierno de mentir. ¿Cómo pueden ser tan descarados? ¿Cómo pueden hablar de “mentira” quienes han hecho del engaño y la manipulación su forma habitual de hacer política?
Ahora, con el apagón, vuelven a su estrategia preferida: sin esperar informes técnicos, sin atender a los datos ni a los expertos que insisten en que aún es prematuro aventurar causas, se lanzan a acusar al Gobierno de ocultar la verdad. El problema no es la crítica —legítima y necesaria en democracia—, sino la absoluta falta de rigor, de responsabilidad y de respeto por los hechos y utilizar el dolor o la confusión para alimentar su relato tóxico y partidista. No importa lo que ocurra; su respuesta es automática: atacar, embarrar y desinformar.
Este patrón no es nuevo. La historia reciente está plagada de episodios donde el PP mintió de forma descarada y dolosa. El 11-M y su burda insistencia en culpar a ETA por interés electoral. El escándalo del Yak-42, con su infame identificación de cadáveres, ocultación pruebas y premios a los responsables. La catástrofe del Prestige, con sus "hilillos de plastilina" mientras el mar se pintaba de negro. El accidente del Metro de Valencia, con la desaparición de pruebas clave. El Madrid Arena, donde se justificó lo injustificable. Los miles de muertos en residencias durante la pandemia, con declaraciones crueles como que “se iban a morir igual” cuando, si acaso en un hospital morirían atendidas. Y, más recientemente, la indolente gestión de la DANA, con excusas absurdas y la manipulación de la realidad para tapar su grave negligencia. ¿Y la corrupción? La Gürtel no era un caso aislado, es un modelo de partido: una red de corrupción saqueaba lo público, mientras decían que todo era “una conspiración contra el PP”.
La mentira no es un error ocasional en su discurso: es su herramienta política central, su mecanismo de supervivencia. No dimiten, no piden perdón, no rectifican, no asumen jamás responsabilidad alguna. Mienten, señalan, manipulan y siembran dudas para embarrar el debate. Lo más alarmante es que buena parte de la ciudadanía, víctima de ese constante bombardeo de desinformación, les sigue otorgando su confianza en las urnas. ¿Cómo no nos va a ir como nos va?
Basta ya de permitir que quienes hicieron de la mentira y la corrupción su bandera pretendan ahora darnos lecciones de transparencia y decencia. Ya no es solo cinismo: es una estrategia calculada que degrada la democracia, banaliza la verdad y burla la inteligencia de la ciudadanía. Si de verdad queremos dignificar la política, lo primero es no blanquear a quienes sistemáticamente la ensucian.

domingo, 4 de mayo de 2025

El gen necio XV

 

Cada vez hay más necios
Cada vez hay más necios

El virus de la desinformación se propaga cual plaga sin escrúpulos, y así el gen necio se expande y multiplica por el mundo.

–¿Qué está pasando? Es como si estuviéramos en un ciclo interminable de caos. La pandemia, Filomena, la huelga de transporte, el volcán, la dana, la guerra… Y ahora, el apagón eléctrico. ¡¿Qué sigue?! ¿El meteorito, la invasión extraterrestre, los rayos gamma, la epidemia zombi, la vuelta del fascismo…? Parece que todo se desmoronara a la vez.
–Bueno, por eso hay que estar preparado.
–¿Y cómo te preparas tú?
–Pues lo primero es lo primero: el papel higiénico.
–¿Sabes lo que realmente me inquieta? Que siempre que hay una crisis los egoístas insolidarios os abalanzáis en tromba al supermercado y arrampláis con todo como si regresáramos a la prehistoria, el papel higiénico lo primero. ¿Realmente creéis que vais a sobrevivir al fin del mundo solo por tener una montaña de papel higiénico?
–Es pura estrategia. El papel higiénico es una moneda de cambio, el comodín de la baraja. Si en medio de una guerra mundial te quedas sin nada, siempre puedes negociar con el papel higiénico. ¡Imagina el trato en el refugio subterráneo!: “Te doy dos rollos de papel higiénico, y tú me das el último paquete de arroz.” Más allá de la supervivencia, esto es... visión de futuro.
–¿Visión de futuro? ¿En serio? El mundo ardiendo y tú en el refugio diciendo: “No tengo comida, pero tengo rollos de papel... ¿hago trueque?” ¡Es surrealista!
–Como todos tendrán agua potable, alimentos no perecederos… lo verdaderamente importante en una crisis será... la tranquilidad que te procurará un buen rollo papel.
–¡Claro! ¡Ahora lo entiendo! Papel higiénico para… vuestra diarrea mental.

Lo dicho: el gen necio.