España, un país avanzado con costumbres bárbaras |
Ya está aquí la extenuante canícula, y con ella las fiestas patronales darán paso a uno de los festejos más lamentables, bárbaros y sádicos del mundo y a los que la autoridad da cobijo: la tortura y sacrificio de un animal para diversión del gentío. No consigo penetrar las mentes de las personas que, para pasar el rato o divertirse –incluso disfrutar dicen–, martirizan a un ser sintiente como ellos.
Es deplorable que, en el siglo XXI, países avanzados aún autoricen el maltrato intencionado e injustificado de seres vivos con la crueldad y sufrimiento que ello conlleva, y todo como distracción de quienes se autoproclaman “reyes de la creación”.
En breve, telediarios, periódicos, radios… se volcarán en narrarnos los encierros. Estarán colaborando en perpetuar el tormento animal.
Y no vale hablar de tradición. Hay que avanzar, porque en nombre de la tradición, en las plazas públicas de países medievales se ahorca a disidentes y se cortan las manos a los ladrones de poca monta o se azota sin piedad a mujeres acusadas de adulterio, si tienen suerte, porque si no, serán lapidadas.
Además, estudios psicológicos demuestran que, cuando se maltrata o disfruta contemplando el maltrato animal se evidencia carencia de empatía hacia otros seres vivos, lo que entraña un alto riesgo de generar violencia hacia las personas.
Ya lo manifestó el poeta francés Alfonso de Lamartine: “La brutalidad contra un animal es crueldad hacia la humanidad, lo único que cambia es la víctima”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario