Pablo Casado, espoleado por Vox, Ayuso y Aznar, se ha echado al monte |
Cuando el Gobierno abre la puerta a resolver el conflicto territorial, asoma un camino dificilísimo plagado de inquietudes a las que habrá que sumar las infinitas minas que tanto el españolismo como el catalanismo más cerril irán diseminando. Ambos soberanismos, que solo se miran el ombligo, harán todo lo posible por quebrar el diálogo con Cataluña.
Pero la visión que tiene Casado de la realidad –en «actitud inamovible» y prietas las filas–, está tan eclipsada por la estela de Ayuso, que ni obispos ni patronal ríen ya sus salidas de pata de banco y Europa le ningunea cuando va a “hacer patria” poniendo a parir al Gobierno de España. Turbado se aferra con fuerza al populismo más trumpista para extender el fantasma de la ilegitimidad y lanzar un argumento extremadamente peligroso que daña la convivencia y el futuro de la nación: solo el PP es capaz de formar «españoles de bien».
España no se merece una oposición tan mezquina y nociva como esta que usa hasta las víctimas del terrorismo.
Pero la visión que tiene Casado de la realidad –en «actitud inamovible» y prietas las filas–, está tan eclipsada por la estela de Ayuso, que ni obispos ni patronal ríen ya sus salidas de pata de banco y Europa le ningunea cuando va a “hacer patria” poniendo a parir al Gobierno de España. Turbado se aferra con fuerza al populismo más trumpista para extender el fantasma de la ilegitimidad y lanzar un argumento extremadamente peligroso que daña la convivencia y el futuro de la nación: solo el PP es capaz de formar «españoles de bien».
España no se merece una oposición tan mezquina y nociva como esta que usa hasta las víctimas del terrorismo.
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