La ultraderecha (PP) y la derecha extrema (Vox) quieren acabar con las conquistas en igualdad |
Como hombre que soy, estoy abochornado. Los que callan, consienten. Las mujeres en general, y estas futbolistas en particular, llevan años aguantando el machismo estructural. A su razonable y monumental enfado, que ha empañado su inapelable triunfo, se une la insoportable falta de solidaridad de sus compañeros. Tan atronador es el silencio mayoritario del fútbol masculino, que revienta la conciencia. Y aquellos que aplaudieron en pie a Rubiales son patéticos histriones que, una vez derribado el líder, dicen sentirlo.
Ya lo dijo el filósofo George Steiner: «El ser humano es cómplice de aquello que le deja indiferente». Y yo añado que si no es indiferencia y calla por miedo, es aún peor. Por callar el nazismo pudo ser. Por callar las mafias ponen en peligro la democracia. Por callar la corrupción carcome las sociedades. Por callar las mujeres sufren desigualdad… Sí, llevan siglos marginadas y exigen, con razón, igualdad. Pequeños apuntes que chirrían: hasta hace unos días, jamás se había utilizado sangre menstrual en la investigación de artículos para la regla; la endometriosis, una enfermedad que afecta al 10% de las mujeres, está tan poco estudiada que pasan años hasta su diagnóstico y, a menudo, se trata mal. Si fuera una dolencia masculina, hace décadas que existiría un tratamiento eficaz. ¡Alucinante!