Feijóo, acogotado por sus rivales de la derecha y ultraderecha, sigue con su táctica de demolición |
Aunque a veces gobierna, deliberadamente desprestigia las instituciones: bloquea, mangonea, incumple compromisos, denigra a España en el extranjero… en resumen, daña e incrementa la tensión política buscando el descrédito institucional para ahuyentar a la ciudadanía del Parlamento sabedor de que la derecha siempre vota.
Durante la pandemia, en vez de ayudar, introdujo palos en las ruedas. Ahora, con la guerra de Putin, la emergencia climática –que niega, o lo disimula muy bien– y la crisis energética, Feijóo, acogotado por la follonera Ayuso, con descaro, carente de responsabilidad e incapaz de formular críticas razonables y fundadas ni aportar soluciones, retoma los bulos y torpedea cualquier iniciativa que pueda hacernos avanzar. El PP utiliza la frustración de la población en situaciones trágicas sobrevenidas con el único propósito de tumbar al Gobierno.
Sus tácticas: “Dime que propones que me opongo” y “cuanto peor para España, mejor para mí”. ¿Se puede ser más tóxico?