Rajoy, el gran estratega de la inacción |
Sentarse, fumar puros, leer el diario deportivo y aguardar imperturbable. Así, por increíble que parezca, se alcanza la cúspide del sistema político español. Lo que a cualquier persona le costaría el puesto de trabajo, o le supondría que los problemas crecieran hasta hacerse colosales como montañas, a Rajoy, con la complicidad del PSOE, le conduce a ser investido como el Presidente con menos votos en contra de toda la democracia. De esta plácida manera, sin hacer nada para que lo apoyen o buscar compromisos para resolver cuestiones tan candentes como la independentista, los refugiados, la deuda pública, las pensiones, la precariedad laboral de los bajos salarios, revertir los recortes o la corrupción, se inicia el segundo mandato de un Mariano que parece haber seguido al pie de la letra el dictado de su propia máxima: “A veces la mejor decisión es no tomar ninguna decisión, y esa es también una decisión”.
Ya lo advirtió el escritor uruguayo Eduardo Galeano: “Habitamos un mundo al revés que recompensa lo que debería castigar y castiga lo que debería recompensar”. Tiempos extraños.
Ya lo advirtió el escritor uruguayo Eduardo Galeano: “Habitamos un mundo al revés que recompensa lo que debería castigar y castiga lo que debería recompensar”. Tiempos extraños.